Seis señales de la música chilena del 2012: Una mirada
¿Qué pasó durante el 2012 en la música chilena? Muchas cosas.
Pero en general fue un año bueno, con algunas particularidades.
En la música chilena hay fenómenos que se mantienen. Entre otros: Los grandes nombres románticos como Myriam Hernández, Luis Jara y, cada vez más, Mario Guerrero o Natalino. La actividad permanente –dentro y fuera de Chile- de bandas de los 90, como Los Tres, Chancho en Piedra, Lucybell , Gondwana o el camino solista de Beto Cuevas. Y la reafirmación de una escena de música bailable, con grupos que editan discos, protagonizan giras y tocan varios días de la semana. De todo hay ahí: Desde Juana Fe y Chico Trujillo a Jordan y Noche de Brujas.
Todos esos son fenómenos vienen de hace mucho, de uno o dos años atrás. ¿Pero qué pasó específicamente este 2012?. Estas son seis señales que pueden ayudar a resumir la música chilena del año que se acaba.
1.- La consolidación de una generación de músicos.
Una serie de músicos, que el 2012 cumplieron entre 25 y 35 años, ya entraron a la historia de los grandes de la música chilena. Nombres que trascendieron sus circuitos de origen, y cuyas canciones suenan en radios (algunas), en fiestas, en películas, en grandes teatros. De Chile y de otros países. Una generación que tiene pop, rock, fusión, trova, electrónica, hip hop y cuya identidad reside justamente en la variedad y la diferencia.
Ana Tijoux (35) está nominada, por segundo año consecutivo, a un Premio Grammy. Gepe (31) llenó el Teatro Oriente y Nano Stern (27) dos veces el Nescafé de las Artes. Javiera Mena (29) ha sido calificada en medios extranjeros como una grande del pop continental. Francisca Valenzuela (25) este año va al Festival de Viña... Entre muchos (pero muchos) otros.
Manuel García, ligeramente mayor que todos ellos (y con una historia musical más larga de la que se conoce masivamente), es el rostro más visible de esta generación. Pero la generación es mucho más numerosa. A lo mejor no tiene una etiqueta y un sonido tan preciso, como la tuvo la Nueva Ola, la Nueva Canción Chilena, el Pop de los 80 o el Canto Nuevo, pero se trata de un fenómeno de esa envergadura.
O de una mayor.
2.- El rigor del oficio de músico
Sonó la música chilena en vivo el 2012. La cumbre del rock chileno vio pasar en escena a más de 30 nombres ante 20 mil personas. Manuel García llenó tres veces el Caupolicán en julio. Américo y Luis Jara hicieron masivas presentaciones dentro y fuera de Santiago. Hubo concurridos lanzamientos, y conciertos en grandes teatros... Pero esa moneda tiene otra cara: A veces los shows se hacen ante poquísimas personas. Pasan semanas en los que una banda o un músico no toca en vivo. Hay muchos discos que no se difunden. Y las ventas, con las canciones circulando libremente por Internet, son una cifra anecdótica.
El oficio de músico no es fácil en Chile. No basta hacer "buena música" para vivir de ella. Que no se piense lo contrario: Igual que los obreros, los profesores y la mayoría de los chilenos-, los músicos – de todos los estilos y edades- deben trabajar duramente para que su oficio les permita vivir.
3.- Las puestas al día
Una importante lista de nombres que dio sus primeros pasos hace 10 o 20 años ha regresado a la música. Son regresos maduros y menos ansiosos. Ariztía presentó un disco nuevo ante un lleno Teatro Oriente. Santiago del Nuevo Extremo también lanzó un disco nuevo que presentó regularmente. Saiko regresó con una importante gira. Los Tetas volvieron a grabar canciones y la Banda del Capitán Corneta, que había dejado su existencia pendiente en los años 90, deleitó a muchos con su nuevo disco y su regreso. La Sociedad anunció una gira para este verano 2013. Es importante – y especial- que este mismo 2012 tres voces femeninas de la trova de los años 90 hayan editado discos (y buenos discos): Magdalena Matthey, Francesca Ancarola y Elizabeth Morris. Son muchos los que están de vuelta.
4.- La vigencia de los próceres.
Este 2012, la salud de los grandes de la música chilena dio espléndidas señales. Inti Illimani Histórico editó un notable disco con Eva Ayllón y estuvo nominado a un Grammy. Los Jaivas estuvieron en el Lollapallooza en Estados Unidos. Congreso debió multiplicar sus shows para grabar y mostrar un DVD en vivo ante la gran demanda de entradas. Quilapayún estuvo en México, Ecuador, Argentina y Santiago, mientras termina un nuevo disco. Illapu llenó el Caupolicán y estuvo en Escandinavia y Argentina. Inti Illimani – que también grabó su disco- celebró 45 años con dos shows en el Teatro Caupolicán... Uno más joven: Jorge González tiene listo un disco, va a estar en Viña y en el año se presentó en tres grandes Festivales y en varias tocatas íntimas.... Nada especial en realidad. Solo una comprobación: los grandes de la música chilena no están pensando en su jubilación.
5.- La deuda de los medios de comunicación
Lo más duro: La súbita muerte de Nelson Schwenke en junio. Dolorosa y sorpresiva, reveló a los medios de comunicación algo que no sabían: Schwenke & Nilo era un dúo activo, popular, creativo y vigente. A ellos, como a muchos músicos chilenos, los medios le dan la espalda y nunca informan nada de ellos. Nada de nada. Schwenke no había aparecido jamás en un noticiero central y esa noche apareció en todos. Con periodistas que no sabían de quien hablaban, locutores diciendo lugares comunes, y con pocas – o nulas – imágenes de archivo. El mismo lenguaje que tienen para informar escasamente de la música chilena. Esta no es una señal del 2012. Esto viene de siempre: salvo contadísimas excepciones, los medios se mostraron ignorantes e insolentes con la música chilena.
6.- Grandes canciones.
Pero al final, de lo que se trata todo esto es de una sola cosa. De canciones. Si la producción de cobre se mide en libras, la de la música popular se mide en canciones. Y en eso la música chilena del 2012 tiene cifras alegres. Una muestra: En el programa Dulce Patria hemos construido un ranking de canciones del 2011 y del 2012. Por él pasaron 105 canciones. Y muchas de ellas (y probablemente muchas otras) son grandes canciones. Que quedaron acuñadas en la historia musical chilena. ¿Qué quiere decir eso? Muy simple: Las grandes canciones - como las de Violeta Parra, Víctor Jara, Los Angeles Negros, Los Prisioneros- son las que siempre tendrán a alguien que las siga escuchando.
* Periodista, investigador y productor del programa "Dulce Patria" de Cooperativa