Llaguepulli: turismo en el corazón del territorio mapuche
Se pueden practicar actividades típicas o recorrer la zona.
Existen clases de comida, tejido o incluso practicar la chueca.
Dos jóvenes jugando a la chueca, juego tradicional mapuche.
La comunidad Llaguepulli, en pleno corazón del territorio mapuche en el sur del país, ha apostado por el turismo étnico para preservar su ancestral cultura, que ha perdurado a lo largo de los tiempos.
Dieciocho familias de la comunidad lafquenche (gente de la costa, en idioma mapudugun) de Llaguepulli han elegido preservar su pervivencia, íntimamente ligada al respeto por la naturaleza, gracias al turismo ancestral.
Uno de los lugares que se puede visitar es el lago Budi ("sal", en mapudungun), uno de los pocos lagos salados en América Latina, donde se puede vivir una experiencia única, totalmente alejado de los ruidos de la ciudad. En él se pueden realizar paseos en kayak o bote, desde los cuales se pueden apreciar los cisnes de cuello negro y de las otras 129 especies de aves que habitan en el lago.
Tras conocer los alrededores de la comunidad Llaguepulli, uno puede adentrarse en el interior de la forma de vida de los araucanos. Un buen modo de hacerlo es con la gastronomía de la comunidad, ya sea en un taller de comida mapuche o degustándola.
Por ejemplo, con una tortilla al rescoldo, hecha con huevos azules de gallinas araucanas y enterradas en las cenizas del fogón; acompañada de mudai, el trago mapuche; merkén y ñachi, sangre de cordero con la que se hace un "pebre" tradicional.
Además del taller gastronómico, se puede aprender a tejer ropas típicas con tintes naturales, o conocer las propiedades terapéuticas de las hierbas medicinales procedentes del huerto.
Las actividades que ofrece este pueblo no se detienen en los talleres. Se puede elegir entre algo reposado como escuchar a los miembros de la comunidad Llaguepulli hablar mapudungun o algo más animado como verles danzar al son de la música tradicional. Incluso practicar deportes como la chueca.
Dependiendo de la época del año, el visitante también puede animarse a esquilar una oveja o cosechar cereales, patatas y legumbres en un huerto.
Antes de finalizar la jornada, se puede visitar un Eltun o cementerio mapuche en una carreta, el ancestral modo de transporte, para luego llegar a una fogata en el interior de una ruka para así terminar el día.