ONU no ve riesgo de aumento de cáncer por radiación de Fukushima
El organismo sí alertó que el miedo a esta contaminación supone para la población una fuerte carga psicológica.
Aseguró que la evacuación de las zonas aledañas previno los niveles de exposición en la gente.
80 expertos de 18 países elaboran el informe de Unscear, cuya versión final será presentada en octubre próximo en Japón.
La ONU no espera un aumento de casos de cáncer por el accidente de la central atómica de Fukushima en 2011, aunque reconoce que el miedo a la radiación supone para la población una fuerte carga psicológica que puede derivar en enfermedades.
Esa es una de las conclusiones de un informe que elabora el Comité Científico de las Naciones Unidas sobre los Efectos de la Radiación Atómica (Unscear) y cuyo contenido preliminar fue adelantado este viernes en Viena.
Según Wolfgang Weiss, coordinador del equipo de autores del estudio, la masiva evacuación tras el accidente hizo que los niveles de radiación recibidos por la población fueran diez veces menores que si la población se hubiera quedado en la zona más afectada por las fugas radiactivas.
"Se redujeron las dosis a niveles que son tan bajos que no esperamos ver ningún aumento de cáncer en el futuro", indicó el físico alemán en un encuentro con un reducido grupo de periodistas.
Dosis menores
Weiss precisó que en el informe se han tenido en cuenta dos tipos de radionucleidos, el yodo, de corta duración, y el cesio, activo a más largo plazo.
En ambos casos, tanto las mediciones realizadas como los modelos de incidencia calculados no dan motivo, con la información de que se dispone, para temer aumentos estadísticos detectables en la aparición de tumores, aseguró el físico.
En especial, se refirió a la contaminación por yodo, una sustancia especialmente peligrosa para los niños y que puede causar cáncer de tiroides.
Las dosis de yodo detectadas en los entornos de Fukushima fueron mucho menores que tras la catástrofe nuclear de Chernobyl en 1986.
Según Weiss, el informe actualiza los datos y la metodología del estudio presentado en febrero pasado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sí advertía de cierto aumento en el riesgo de padecer cáncer en algunos estratos de la población.
El físico alemán indicó que, cuando se realizó aquel informe, la OMS "no tenía una visión completa" de la situación y que el nuevo estudio cuenta con más datos que indican que las dosis de radiación fueron menores.
"La gente tiene miedo"
A pesar de los aspectos positivos de las conclusiones del nuevo informe, Weiss advirtió de que la percepción por parte de la población afectada en Japón es más pesimista.
"Nuestros argumentos se basan en la ciencia. Los argumentos de la población afectada no se basan en la ciencia sino en el efecto supuesto de esos niveles (de radiación), y esto causa estrés y todo tipo de problemas psicológicos en el país", analizó.
Aunque aseguró que no hay relación entre la radiación y esos efectos psicológicos, el físico reconoció que "la gente tiene miedo de que haya algo y ese miedo provoca problemas de salud".
Así, los mismos niveles de radiación que para los científicos no son motivo de preocupación, son sentidos por la población como un impacto en sus vidas, un fenómenos que calificó de "muy grave".
Por eso, Weiss destacó que es esencial explicar a la gente "cara a cara" los datos científicos y tratar de crear confianza sobre lo que los expertos dicen son "hechos reales".
Sin embargo, señaló que desde la ONU o la comunidad científica no se dan recomendaciones sobre si la gente debe permanecer o regresar a sus hogares en zonas cercanas a Fukushima.
Restan años de estudios
Respecto al efecto en la fauna y el medioambiente, el experto fue también optimista pero admitió de que no se disponen todavía de suficientes datos, especialmente sobre la contaminación en el mar.
Weiss destacó asimismo que los estudios y controles de salud tras el accidente de Fukushima no acaban con este informe y seguirán durante varios años más.
80 expertos de 18 países elaboran el informe de Unscear, cuya versión final será presentada en octubre próximo en Japón.
El estudio cuenta con el apoyo de otros organismos de la ONU, como la OMS, la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).