Murió el fotógrafo que "desnudó" a Marilyn Monroe días antes de morir
Bert Stern inmortalizó a la actriz, cuya imprevisible muerte ocurriría seis semanas después.
El artista fue uno de los más cotizados en el Hollywood de los 50 y 60.
Esta es una de las icónicas fotos de la sesión.
Un halo de magia y misterio envolvió para siempre la sesión de fotos que durante tres días reunió al fotógrafo Bert Stern y a la actriz Marilyn Monroe, cuya imprevisible muerte sacudiría al mundo sólo seis semanas después.
Stern falleció esta semana a los 83 años, informó la actriz Shannah Laumeister, con quien se casó en secreto en 2009 y quien no ha revelado las causas de su muerte, producida el pasado miércoles.
Bert Stern (Estados Unidos, 1929) fue un fotógrafo cotizado en el Hollywood de los cincuenta y sesenta, ejemplo de hombre hecho a sí mismo que empezó trabajando en un banco y capturando instantáneas para Smirnoff, como la famosa imagen de la pirámide de Guiza reflejada inversamente en una copa, para finalmente aterrizar en la meca del cine.
Hizo sesiones con Audrey Hepburn, Gary Cooper, Elizabeth Taylor, Truman Capote y a la modelo Twiggy, pero ninguna le reportaría tanta fama como aquel último encuentro con Marilyn Monroe, plasmado en más de 2.500 fotos y tres sesiones intensivas de doce horas diarias.
Recién llegado de tomar instantáneas del set de "Cleopatra" a Richard Burton y a Liz Taylor y reservada la habitación del hotel Bel Air en Los Ángeles, al fotógrafo solamente le quedaba esperar a una estrella cuya fama de impuntual y conflictiva ya le había ocasionado la expulsión de un rodaje que no concluiría, "Something's got to give", remake del clásico de Cary Grant "My Favourite wife".
Cómo fue la sesión
Cuando Marilyn llegó a la suite, Stern recordó haberse quedado "sin habla", ya que había perdido "mucho peso" y estaba muy cambiada, "mejor que la actriz con curvas casi excesivas que había visto en las películas, la belleza con letras mayúsculas".
Vestida con pantalones de lino color verde claro y sin maquillaje, Marilyn Monroe había dejado de lado su rebeldía y aceptó quedarse con el fotógrafo "el tiempo que quisiera", momento en el que Stern comprendió que tenía ante él a la actriz más cotizada de Hollywood en su habitación de hotel: "Ella era mía", recordó posteriormente.
El fotógrafo había recogido varios pañuelos con la idea de que Marilyn, desnuda, posara con la sensualidad oriental de una odalisca, incluso como la legendaria Salomé, intención que la intérprete entendió al instante.
Durante tres días exhaustivos Stern recogió las más diversas instantáneas de la estrella, sin disimular la cicatriz que se dibujaba en su vientre debido a una reciente operación de vesícula biliar, e incluso le permitió que descartara las fotos que no la convencieran.
La primera serie de fotografías fue demasiado escandalosa para Vogue, dado su carácter explícito para la época, y fue reciclada para su publicación en el magazine Eros. Las instantáneas más reconocibles de aquella sesión fueron finalmente publicadas en la revista en septiembre de 1962, semanas después de la trágica muerte de Marilyn Monroe.
Stern terminaría publicando todas las instantáneas en su libro "La última sesión", incluso las descartadas por Monroe. Fotografías que inspiraron películas, subastas y relatos, además de condicionar la entera existencia de un fotógrafo que quedó para siempre cautivado por la imagen desnuda de Norma Jean.