Viviendo con un reloj inteligente

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Autor: Cooperativa.cl

Samsung revelará su reloj Galaxy Gear la próxima semana, oferta que se suma a otras ya existentes en el mercado.

Un especialista de la BBC analizó lo bueno y lo malo de los dispositivos.

 Sony

El reloj de Sony no tiene una conexión independiente.

 

Este año se ha dicho que los relojes inteligentes dominarán el escenario tecnológico. Sin embargo, ocho meses han pasado y la revolución aún no despega.

Parece un secreto a voces que en los próximos días Samsung y Apple presentarán sendos relojes inteligentes para conquistar a los consumidores.

Se unirán así a la fiebre de Pebble (un reloj que funciona con Android y iOS) que rompió récords de recaudación en el sitio de financiamiento colectivo Kickstarter.

Y continuarán una tendencia iniciada con Sony y su smartwatchque que está por presentar una tercera generación de dispositivos.

En BBC Mundo decidieron probar la segunda generación del reloj de Sony para saber qué tanto merece la pena el ruido que están generando estos nuevos aparatos y para darles un adelanto de esta tendencia.

El reloj de Sony está pensado como un espejo de los teléfonos Android (particularmente la línea Xperia de la empresa japonesa) por lo que requiere de una conexión Bluetooth constante a un teléfono con internet. Es decir, no tiene una conexión independiente.

Además, hay que instalar una aplicación que se comunicará con el reloj y desde la cual se instalarán otras aplicaciones para el dispositivo que tenemos en la muñeca. Suena complicado al principio, pero a todo se acostumbra uno.

Este es el análisis en primera persona que realizó para la BBC el especialista David Cuen.

Lo Bueno

Notificaciones: para mí el reloj inteligente funciona mejor si se piensa como una extensión de la barra de notificaciones del teléfono.

¿Llegó un correo nuevo? El reloj vibra para avisarnos ¿Alguien está llamando? El teléfono permite silenciar la llamada, rechazarla o aceptarla aunque sólo se pueda tomar en el teléfono.

Las notificaciones son particularmente útiles cuando se está en una reunión o en algún escenario en el que no es posible mirar la pantalla del teléfono.

Basta echar una ojeada al reloj para saber si un mensaje o llamada es importante.

Cámara fotográfica: el reloj no toma fotos pero puede controlar la cámara del teléfono y mostrarnos que está viendo el dispositivo.

Imaginen por ejemplo que quieren tomar una foto grupal en la que también salgan ustedes. 

Ponen su teléfono inteligente en posición, revisan la imagen en el reloj y cuando crean que todos están listos tocan la pantalla. Así se toma la foto desde el teléfono.

Encuentra el teléfono: la segunda utilidad de estos aparatos es la de utilizarlos como control remoto del dispositivo.

Una de las aplicaciones que más ayudan es "Find my phone" (encuentra mi teléfono) para aquellas veces en las que solemos olvidar donde dejamos la máquina con la que hacemos llamadas.

Basta con tocar la pantalla del reloj para que el teléfono empiece a hacer ruido donde quiera que esté.

Ejercicio: hay un par de aplicaciones que permiten monitorear la actividad física: pasos caminados, kilómetros corridos, calorías quemadas.

La aplicación corre en el teléfono pero muestra todos los datos en la pantalla del reloj.

Éste además se puede desprender de la correa del teléfono y ajustarse a cualquier prenda de ropa.

Batería: usándolo bastante, con varias notificaciones por hora, la batería del reloj duró tres días antes de necesitar una recarga.

Acostumbrados a tener que cargar nuestras computadoras y teléfonos constantemente, la duración se agradece.

Programadores: el teléfono viene con algunas aplicaciones fabricadas por Sony, pero son aquellas desarrolladas por programadores independientes las que se llevan las ovaciones.

Watch It! en particular despliega cualquier notificación del teléfono en el reloj, incluyendo mensajes de Whatsapp.

Lo malo

Bluetooth: el hecho de que el reloj dependa constantemente de una conexión a Bluetooth puede no ser muy cómodo.

Sony dice que puede haber hasta 10 metros de separación entre los dos dispositivos, y así parece ser. Pero si un día olvidan el teléfono en casa no habrá manera de que el reloj y el extraviado se comuniquen por WiFi u otra conexión.

Párasito: el reloj de Sony es en realidad un parásito; requiere de otro organismo -el teléfono en este caso- para poder vivir.

No tiene vida propia. Es un espejo de su aliado y un control remoto nada más.

A mí no me parece el fin del mundo, pero sé que para muchos no es ideal.

Hora: un reloj da la hora constantemente, el de Sony no. La mayoría del tiempo la pantalla está apagada y para ver la hora hay que darle dos toques rápidos.

Si los toques no funcionan (me pasó 2 de cada 10 veces en promedio) entonces hay que apretar el botón de encendido del reloj para que éste despliegue la hora.

Hay una razón detrás de esto. El reloj de Sony es una pantalla electrónica y mantenerla encendida consumiría la batería del dispositivo en forma mucho más rápida.

Quienes quieran optar por esta opción pueden hacerlo e incluso cambiar la pantalla a modo clásico, binario y otras monerías.

Tamaño ¿o figura?: el diseño del reloj es bueno pero no impresionante.

A simple vista parece un poco gordo y sin duda las nuevas generaciones tienen el diseño en el centro de su apuesta.

Aún así el reloj es ligero y no cansa en absoluto, pero si lo suyo son los dispositivos ultra delgados...

La duda

Cuando las tabletas comenzaron a acaparar reflectores muchos nos preguntamos si había espacio para ellas.

Resulta que sí. Esos dispositivos se han colocado convenientemente como reemplazo de algunas computadoras portátiles, como consumidores de medios (música, televisión, cine) o como herramientas de productividad.

La pregunta ahora se aplica a los relojes inteligentes. El que probamos de Sony (que en el papel parece menos inteligente que los productos que se anunciarán en los próximos días) funciona muy bien como una extensión de nuestro teléfono, nada más.

Pero los nuevos dispositivos quieren ser un nuevo aparato independiente del teléfono (con WiFi, cámara, etc) convirtiéndose efectivamente en una quinta pantalla que se suma a la televisión, la computadora, el teléfono y la tableta. ¿Hay espacio para una nueva pantalla?

Los fabricantes quieren creer que sí porque tienen que seguir vendiendo aparatos y porque nuestro apetito por renovar computadoras, tabletas y teléfonos llegará a un tope en algún momento.

Los entusiastas tecnológicos, como quien esto escribe, siempre estarán dispuestos a probar cosas nuevas.

Pero ¿qué hay de los consumidores? ¿Darán espacio a un nuevo jugador o lo enterrarán en el olvido? ¿Ustedes qué piensan?