Agustín Edwards admitió reuniones con la CIA tras el triunfo de Allende

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Autor: Cooperativa.cl

Ante el juez Carroza, niega haber recibido dineros de la agencia norteamericana.

"El gobierno militar me salvó la vida", señala en su declaración.

 UPI

El empresario aseguró que ni en los años 70 ni en la actualidad ha tenido "influencia en la línea editorial" del diario.

El dueño del diario El Mercurio, Agustín Edwards Eastman, compareció a declarar la semana pasada como testigo ante el ministro Mario Carroza en el caso que indaga las responsabilidades de los instigadores del golpe militar de 1973.

Edwards respondió a una serie de preguntas elaboradas por el abogado Eduardo Contreras, quien representa a agrupaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos en la querella, y en sus respuestas niega tajantemente o dice no conocer las informaciones develadas por investigaciones y archivos desclasificados que lo sitúan como uno de los principales impulsores del del derrocamiento de Salvador Allende.

Según publica este jueves El Mostrador, Edwards negó haber tenido injerencia o noticias sobre lo que pasaba en el diario entre entre 1970 y 1975, y afirma que al regresar a Chile no se hizo cargo del medio.

Reconoció haber viajado a Estados Unidos "al día siguiente de la elección del 4 de septiembre de 1970" en la que triunfó Salvador Allende, pero no que se haya reunido durante el día 14 con Richard Helms, entonces director de la CIA, como señala un informe desclasificado en EE.UU. el año 2008.

Edwards sí rememora una reunión con el presidente de Pepsi, Donald Kendall, en Nueva York, "a quien el Presidente Nixon lo llamó cuando estábamos juntos, y la conversación se volcó a lo que había ocurrido en Chile".

"La relación de ambos derivaba del hecho de que Nixon fue abogado de la Pepsi. En dicha oportunidad Nixon comentó sobre mí, y Kendall le indicó que yo estaba presente, y esa es la razón por la cual yo posteriormente fui a Washington, lugar donde fui recogido en el aeropuerto por Helms, director de la CIA y llevado hasta el lugar de reunión, donde estaba Kissinger. No tengo recuerdos de haberme entrevistado con Nixon", señaló el empresario.

"No recibí dineros de la CIA"

Edwards señala que "no es efectivo" lo que señalan los archivos desclasificados de la CIA y el Informe Church en cuanto a que que en la reunión con el director de la CIA, Kissinger y Nixon se acordaron los ejes para la desestabilización del Gobierno de Allende y el financiamiento a El Mercurio como medio de propaganda.

Aunque admite que Helms lo recogió en Washington y más tarde llegan a dialogar con Kissinger, Edwards niega que "se acordaran los ejes para la desestabilización del gobierno del Presidente Allende", como pregunta el juez.

"Tuve una reunión en Washington con Kissinger y con Helms. Además esta reunión se efectuó días después de la elección de Salvador Allende, oportunidad donde se comentó las circunstancias de haber salido un presidente comunista en un país democrático, pero en ningún caso se pensaba en un Golpe de Estado o algo parecido, ni menos de un financiamiento hacia el diario El Mercurio", afirmó.

"No recibí dineros de la CIA", insistió el empresario ante la pregunta de si era "efectivo que El Mercurio y demás medios pertenecientes a esta cadena de diarios pudo mantenerse, sobrevivir e incluso proyectarse a nivel nacional durante el período 1970-1973 con los dineros suministrados por la CIA.

"Jamás hubo contacto entre El Mercurio y la CNI. Debo reiterar que El Mercurio no recibió aportes de Estados Unidos, ni hubo una relación estrecha entre El Mercurio y la CIA, más que lo que ya he declarado; no manejé información sobre las actuaciones de los Servicios de Inteligencia en Chile, ni antes ni después del año 1975; en la actualidad soy accionista de El Mercurio y pertenezco a su directorio, pero ni ahora ni antes he tenido influencia en la línea editorial de éste", indicó.

"No sabía qué pasaba"

Agustín Edwards dijo a Carroza que la razón por la que abandonó Chile el 70 fue que "durante el periodo de elecciones  recibí yo y mi familia amenazas, lo que tornó difícil la vida en el país".

"De hecho, para el día de las elecciones, mi familia justamente por razones de seguridad se encontraba en Argentina", indica. En el periodo posterior, "como me encontraba en el extranjero, estaba preocupado de encontrar un trabajo en Estados Unidos, lo que se concretó en la Pepsi donde estuve hasta el año 1975, fecha de mi regreso".

Así -argumenta-, "mientras estuve en Estados Unidos no tuve noticias de El Mercurio, ignorando lo que pudiera estar ocurriendo con la empresa", puesto que "mi interés estaba centrado en mi trabajo allá y en la subsistencia de mi familia".

Al regreso a Chile, el 75 "no es efectivo que haya llegado a hacerme cargo del diario, por cuanto ya había un equipo formado, en ese sentido yo no tenía control ni injerencia sobre la información que se daba en él", aseveró.

"El gobierno militar me salvó la vida"

Consultado por la "omisión" en materia de defensa de los derechos humanos y los "montajes periodísticos realizados por los organismos de seguridad y de inteligencia del régimen militar" en los que colaboró el diario, como el caso de la denominada "Operación Colombo" y el crimen de la dirigente comunista Marta Ugarte, Edwards insistió en señalar que "eran otras las personas que estaban a cargo de la línea editorial de El Mercurio, sin que yo tuviera injerencia en ellos".

"No tengo antecedentes sobre los hechos que se me relatan, los desconozco y reitero que no tuve injerencia en los titulares de la prensa de la época ni en la información que se entregaba públicamente". Tampoco tenía ni conocimiento ni tampoco la forma de verificar los "rumores" respecto a los crímenes de lesa humanidad, afirmó Edwards.

"Debo indicar que el gobierno militar a mi me salvó la vida. Tal como lo afirmé yo no tenía injerencia en el control de las informaciones que eran entregadas por el diario, y en ese sentido no es efectivo que haya dado una orden acerca que determinada información sobre derechos humanos fuera o no publicada", señala otro de los puntos de la declaración del magnate.