BBC: La dura derrota de la derecha en Chile
El oficialismo enfrentará su peor escenario parlamentario tras la dictadura.
El oficialismo obtuvo 36 por ciento en las parlamentarias y 38 por ciento en la segunda vuelta presidencial.
El mayor temor de la derecha cuando accedió al gobierno de Chile hace cuatro años con Sebastián Piñera era ser un paréntesis entre gobiernos de centro izquierda. Con el resultado de las elecciones presidenciales de este domingo, ese temor ya es una realidad.
Pero la derrota va más allá: la derecha se enfrenta a su peor escenario parlamentario desde el fin del régimen del general Augusto Pinochet (1973-1990).
El triunfo de Michelle Bachelet en segunda vuelta fue categórico. Obtuvo un 62,16 por ciento versus 37,83 por ciento. Se trata de la mayor diferencia desde que existe balotaje en Chile, sistema instaurado en la Constitución de 1980: casi 25 puntos de diferencia.
Pese a que muchos ven a la chilena como una sociedad más bien conservadora, el de Piñera fue apenas el segundo gobierno de derecha que gana en las urnas en Chile desde el inicio de la actual república, en 1925. Solo una vez antes la derecha obtuvo el triunfo en elecciones libres: fue en 1958, con el empresario independiente Jorge Alessandri.
La enérgica candidatura oficialista de Evelyn Matthei, ex ministra de Piñera, no pudo hacer milagros en el escaso tiempo de cuatro meses desde que asumió esa misión tras una serie de renuncias de candidatos de su sector, el último de los cuales, Pablo Longueira, debió abandonar la carrera por una fuerte depresión.
Su derrota, además, deja a la derecha a merced de una fuerte lluvia de reproches que -en opinión de muchos analistas- dejará fuera de escena a una generación de dirigentes que estuvieron en la primera fila en los 24 años tras el fin del pinochetismo.
Tal vez por eso Matthei se apresuró el domingo, en su discurso de aceptación de la derrota, a afirmar que "el resultado es de mi exclusiva responsabilidad política".
Pero la derrota de la centroderecha chilena va más allá de los comicios del domingo.
Los números
Hace un mes se celebró la primera vuelta electoral, donde se renovó la mitad del Senado y la totalidad de la Cámara de Diputados. En ella, la derecha también cosechó una clara derrota.
Con un resultado parlamentario de 36 por ciento, el más bajo desde el fin del régimen de Pinochet, la Alianza de centro derecha quedó muy debajo del 56,6 por ciento de los votos logrados por la Nueva Mayoría, la amplia alianza de centro izquierda que lidera Bachelet y que reemplazó a la Concertación, que gobernó desde 1990 hasta en 2009.
En escaños, eso significa que la Nueva Mayoría tendrá 21 senadores contra 16 de la Alianza. Un independiente completa el cuadro de 38 senadores.
En la Cámara de Diputados, la Nueva Mayoría subió de 57 a 68, mientras que la Alianza bajó de 56 a 48. Los independientes bajaron de 7 a 4.
Los resultados parlamentarios son una importante clave para evaluar si Michelle Bachelet podrá cumplir lo esencial de su programa, ya que, como ella misma lo ha recalcado en las últimas semanas, tiene los votos para hacer cambios de fondo.
Hasta ahora, la derecha ha logrado defender el denominado modelo heredado del régimen militar a través del manejo de los quorum institucionales. Por ejemplo, la centro izquierda no ha podido reformar profundamente la Constitución ni cambiar el sistema electoral o tan siquiera dar voto a los chilenos en el exterior.
Ello se debe a la combinación de un sistema electoral que beneficia a los grandes partidos y una estructura legal que exige altas mayorías o quorum. Ambos sistemas, que la izquierda trató de cambiar por años, le dan poder de veto a las minorías en una gran gama de leyes.
De hecho, esta misma semana se volvió a votar en el parlamento el proyecto para dar derecho a voto a los chilenos en el exterior, el que resultó rechazado por el bloqueo de la UDI, el principal partido de derecha, que integra junto a Renovación Nacional la alianza oficialista.
"Pensar que vamos a fortalecer la democracia aprobando este proyecto es una falacia y un populismo que no tiene dimensiones y que no podemos seguir avalando", explicó el diputado Gustavo Hasbún, jefe de la bancada UDI.
Las reformas de Bachelet
Tras las elecciones de la hace un mes, Bachelet tiene la mayoría en ambas cámaras legislativas. Tiene 21 senadores de 38 y 68 diputados de 120.
Gracias a esa mayoría simple, no debería tener problemas para aprobar una de las tres principales promesas de su campaña: la reforma tributaria. Con esa misma mayoría podría, por ejemplo, legalizar el matrimonio homosexual o una reforma laboral que fortalezca el derecho a huelga, propuestas que también fueron parte de su campaña.
La segunda de sus promesas -desmunicipalizar la educación y gratuidad en las universidades estatales- requiere un quorum de cuatro séptimos. Esto significa 69 diputados (tiene 68) y 22 senadores (tiene 21). Le basta con el apoyo extra de un representante en ambas cámaras, para lo cual deberá negociar con alguno de los cuatro diputados independientes, dos de los cuales son ex dirigentes estudiantiles que marcharon hace dos años demandando precisamente una reforma a fondo de la educación.
Otras leyes que podría aprobar con esta misma mayoría de cuatro séptimos son eliminar el sistema electoral binominal para diputados (aunque no para senadores) y otorgar el derecho a voto a los chilenos en el exterior.
La propia Bachelet enfatizó el domingo en su discurso de triunfo que "tenemos fuerza ciudadana y las mayorías parlamentarias; es tiempo de cumplir el sueño de todos".
Pero la mayor de sus promesas, hacer una reforma profunda de la Constitución elaborada por Pinochet y aprobada en 1980, bajo dictadura, está lejos de sus fuerzas y deberá pactar con la oposición de derecha, ya que se requieren 23 ó 26 senadores y 72 u 80 diputados, dependiendo de la norma constitucional a que se refiera.
La derecha ya ha anunciado que no dará sus votos para "destruir la casa que nos ha dado estabilidad y crecimiento económico", como ha señalado gráficamente la candidata Matthei.
El ex Presidente Ricardo Lagos, cuya firma aparece en la actual Constitución ya que llevó a cabo hace una década el mayor conjunto de reformas, ha explicado en estos días cómo es que una minoría puede mantener un sistema impopular.
"Para cambiar la actual Constitución, yo prefiero el sistema de la hoja en blanco, porque si usted quiere sólo hacer reformas, la minoría que quiere mantener todo igual siempre tiene el simple recurso de negarse".
Para sortear el previsible veto de la derecha a la reforma más importante, diversos grupos progresistas tanto dentro como fuera de la Nueva Mayoría han estado impulsando la idea de convocar a una Asamblea Constituyente que redacte una nueva Constitución, cuyos resultados pueden ser -de acuerdo a algunos constitucionalistas- sometidos a referéndum.
Aunque Bachelet no ha querido definir su fórmula, el recuento de votos ayer arrojó un 10 por ciento de los votos con la marca AC. No es mayoría, pero sí un indicio de que las cosas empiezan a moverse en esa dirección.