Ariel Sharon fue sepultado con honores militares en su granja del sur de Israel
Ex primer ministro israelí fue enterrado en su granja del desierto meridional de Negev.
Ceremonia estuvo encabezada por el jefe del Estado Mayor israelí, Binyamin Gantz.
El ataúd, cubierto con la bandera de Israel, fue llevado por ocho generales del Ejército israelí.
Ariel Sharon fue sepultado este lunes en su granja del desierto meridional de Negev en una ceremonia militar en la que participaron representantes del Ejército y la clase política, dignatarios extranjeros, allegados y familiares.
El sepelio estuvo encabezado por el jefe del Estado Mayor israelí, Binyamin Gantz, quien subrayó el papel que desempeñó en el campo militar el ex primer ministro israelí, fallecido el sábado a los 85 años.
"Arik (nombre con el que era conocido popularmente Sharon) el comandante. Los títulos que te han dado a lo largo de los años han sido muchos, pero creo que el de 'comandante' es el que mejor te describe", subrayó Gantz antes de afirmar que el Ejército israelí continuará su legado durante muchos años.
Los restos de Sharon fueron sepultados según el rito judío junto a los de su esposa Lily, fallecida en 2000, en la denominada Colina de las Anémonas, una parcela aledaña a la granja-rancho de los Sicomoros, que era propiedad del mandatario israelí.
El ataúd, cubierto con la bandera de Israel, fue llevado por ocho generales del Ejército israelí que lo sacaron del vehículo militar en el que fue trasladado desde Jerusalén, donde tuvo lugar el funeral de estado al que acudieron dignatarios de más de una veintena de países.
Miembros del Rabinato Militar oficiaron el entierro y recitaron pasajes de salmos y la oración fúnebre de los judíos askenazíes conocida como "El Male Rahamim".
Dirigentes políticos, militares, de seguridad y organizaciones judías, así como dignatarios extranjeros colocaron ofrendas florales en una instalación memorial especialmente dispuesta para la ocasión.
La parcela donde tuvo lugar el acto oficial albergó a cerca de 800 invitados, si bien miles de ciudadanos siguieron las exequias gracias a grandes pantallas junto a la granja, pues la familia quiso que el entierro estuviera abierto al público.