Suprema condenó al Fisco a indemnizar a estudiante víctima de torturas
Se trata de un dirigente universitario que fue detenido en 1973 y torturado en el regimiento Artillería de Talca.
El único imputado recibió una condena de 61 días de presidio remitido.
El tribunal condenó al Estado a pagar una millonaria indemnización.
La Sala Penal de la Corte Suprema impuso una condena indemnizatoria de 25 millones de pesos al Fisco a favor de Daniel García Soto, quien fue detenido el 19 de octubre de 1973 cuando detentaba la calidad de dirigente estudiantil de la entonces Universidad Técnica del Estado en su sede de Talca.
El joven estuvo detenido en una comisaría de la ciudad, luego en el regimiento Artillería, donde sufrió de torturas de manera sistemática, señala el máximo tribunal, por lo que se impone este pago que tiene como objeto la reparación integra de los perjuicios ocasionados por el actuar de agentes del Estado y por tratarse de un crimen de lesa humanidad imprescriptible.
En fallo unánime, los ministros de la Segunda Sala del máximo tribunal, Milton Juica, Hugo Dolmestch, Carlos Künsemüller, Haroldo Brito y Lamberto Cisternas ratificaron la sanción penal de 61 días de presidio, con beneficio de la remisión condicional, en contra de Jorge Esteban Zuchino Aguirre, en calidad de autor del delito de aplicación de tormento.
"Tratándose de delitos de lesa humanidad, si la acción penal persecutoria es imprescriptible, no resulta coherente entender que la acción civil indemnizatoria esté sujeta a las normas sobre prescripción establecidas en la ley civil interna, ya que ello contraría la voluntad expresa manifestada por la normativa internacional sobre Derechos Humanos", señala parte del fallo.
De acuerdo a los antecedentes de la causa, el 19 de octubre de 1973, García Soto fue detenido por personal de la 4ª Comisaría de Carabineros de Talca.
Posteriormente, fue trasladado a la 3ª Comisaría de Carabineros de esa ciudad, la que lo puso a disposición del Regimiento de Artillería de Talca, lugar donde al ser interrogado recibió diversos tipos de torturas en forma reiterada, entre ellos golpes en su cuerpo y aplicación de corriente en los oídos, sienes y genitales, siendo luego de ello trasladado a la Cárcel Pública de Talca.
A consecuencia de las torturas recibidas en el Regimiento de Artillería de Talca, la víctima padece de un trastorno de estrés post traumático, el que está estrictamente vinculado a la situación límite vivida, de detención, tortura física y sicológica.
Se trata una de las primeras sentencias indemnizatorias en materia de torturas.