¿Qué tan cerca está Ucrania de la guerra con Rusia?

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Autor: Cooperativa.cl

El Parlamento ruso autorizó a Vladimir Putin a enviar tropas tanto a Crimea como al resto del país.

Tanto Rusia como Occidente dicen que quieren alcanzar una resolución pacífica del conflicto.

 EFE

La crisis en Ucrania ha escalado luego que el Parlamento ruso autorizara a Vladimir Putin a enviar tropas a Crimea.

Difícilmente podría el panorama ser más grave.

Este fin de semana, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, consiguió que el Parlamento de su país lo autorice a enviar tropas no sólo a la península de Crimea, sino también al resto de Ucrania.

Esto eleva la crisis a un nivel más preocupante.

Diplomáticos rusos aseguraron que Putin no utilizaría de "inmediato" los poderes que le otorgó el legislativo ruso, pero eso parece implicar que serán usados en algún momento.
Putin dijo que hará lo que sea necesario para "proteger a los ciudadanos rusos y los compatriotas".

Ya se registraron disturbios en ciudades del este de Ucrania.

Y las tropas rusas en la frontera están en alerta de combate, como parte de un masivo ejercicio militar llevado a cabo esta semana.

"Golpe neofascista"

Tanto Rusia como Occidente dicen que quieren alcanzar una resolución pacífica del conflicto, pero están en polos opuestos respecto a la cuestión fundamental de quién es la legítima autoridad de Ucrania.

Para Occidente es el nuevo gobierno interino de Kiev, avalado por el Parlamento ucraniano.

Rusia asegura que Kiev está en manos de un gobierno ilegítimo de "extremistas de derecha" con puntos de vista "xenófobos, antisemitas y neofascistas", instalado como resultado de un "golpe de Estado", que depuso ilegalmente al presidente Víktor Yanukóvich.

Putin quiere que Occidente y Kiev vuelvan al extinto acuerdo que firmaron con Víktor Yanukóvich el 21 de febrero para llevar adelante discusiones acerca de una reforma constitucional que satisfaga las demandas de todas las partes y regiones; lo que probablemente quiere decir, en breve, transformar a Ucrania en una federación, con más autonomía para las regiones rusoparlantes y Crimea.

Pero eso implicaría en efecto reconocer que Yanukóvich sigue siendo el presidente y que el nuevo gobierno de Ucrania es ilegítimo.

Occidente no va a aceptar eso.

El conflicto transita el filo de una navaja. El despliege de tropas rusas en Crimea todavía no llevó al derramamiento de sangre.

Pero si la intervención militar de Rusia se extiende a otras partes de Ucrania es difícil ver cómo se podrían evitar choques violentos.

Pedido de ayuda

Ucrania oriental no es una entidad separada geográficamente como Crimea. No es fácil definir dónde empiezan las regiones rusoparlantes y dónde las hablantes de ucraniano.

¿Por cuánto tiempo más podrán mantener el nivel de moderación que han exhibido hasta ahora las autoridades en Kiev?

Y respecto a las intenciones de Rusia: Putin ya mostró en 2008, en Georgia, que está totalmente dispuesto a ir a la guerra. Y Ucrania le importa mucho más.

Kiev ha pedido ayuda al extranjero. Pero lo cierto es que las opciones de Occidente son limitadas.

La OTAN está llevando a cabo reuniones de emergencia; los cancilleres de la Unión Europea se reunen el lunes en sesión de emergencia; Estados Unidos ya acusó a Rusia de invadir Ucrania y violar el estatuto de Naciones Unidas.

El secretario de Estado de EE.UU. advirtió que a menos que Rusia lleve a cabo acciones concretas e inmediatas para retirarse, habrá consecuencias profundas sobre las relaciones entre su país y Rusia y sobre el lugar de Moscú en el concierto de las naciones.

¿Pero cómo podría responder Occidente? Ciertamente debe ser poco el interés de que la OTAN actúe militarmente.

Posiblemente intente reforzar la frontera entre Polonia y Ucrania. Es probable que Occidente busque implementar medidas diplomáticas y económicas para aislar a Rusia y suspender la cooperación con ese país.

Pero aún imponiendo sanciones u otras medidas, Putin podría considerar que -como pasó con Georgia- no durarían mucho.

En uno o dos años los gobiernos occidentales cambiarán y los nuevos líderes restablecerán las relaciones con Moscú, al reconocer que Rusia es tan poderosa y peligrosa, tan crucial para la estabilidad internacional, como para tenerla demasiado tiempo de enemiga.

No hay que pensar más que en el impacto que tensiones Este-Oeste podrían tener sobre las conversaciones nucleares con Irán, la guerra en Siria y la incretidumbre que se cierne sobre Corea del Norte.

Apuestas fuertes

¿Son sanciones del tipo de las que se aplicaron a Irán una opción? Es posible que Rusia esté demasiado entrelazada económicamente con sus socios en el Oeste, especialmente Europa.

Después de todo, Rusia siempre puede responder usando Gazprom, el proveedor ruso de gas natural del que depende Europa.

Lo que hace a esta confrontación tan peligrosa es que, a diferencia de Georgia en 2008, las apuestas son mucho más altas de ambos lados.

Para las potencias occidentales esto no se trata simplemente de defender a un pequeño país en el lejano Cáucaso, sino una crisis militar que tiene lugar en Europa y en la frontera de la OTAN.

Para Putin esto no es simplemente una batalla geopolítica por la influencia sobre un país que forma parte del patio trasero de Rusia. Se trata de proteger un territorio que para él es, histórica y culturalmente, una parte esencial de la idea de lo ruso.

La Rus de Kiev (el estado ruso antiguo) fue donde hace más de 1.000 años nació el estado ruso y la fe Ortodoxa Rusa.

Por eso él hará lo imposible por no perderla, cualquiera sea el costo.

En Georgia, el gobierno de Tíflis perdió Osetia del Sur y Abjasia, que fueron anexados por Rusia.

Aunque no están reconocidos como dos nuevos países por la mayor parte del mundo, ambos territorios pasaron efectivamente de control georgiano a ruso. Los intentos en la ONU para intentar resolver la disputa no llegaron a ningún lado.

En Ucrania, entonces, ¿es eso lo que pretende hacer Rusia? ¿Tomar bajo su control Crimea y las regiones de habla rusa, efectivamente partiendo Ucrania en dos?