Chile tiene a su primer exorcista nombrado formalmente

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Autor: Cooperativa.cl

Sacerdote Luis Escobar Torrealba fue nombrado por el obispo de Rancagua, Alejandro Goic.

 Portaluz

Escobar afirmó que ha crecido la superstición.

El sacerdote Luis Escobar Torrealba se convirtió en el primer exorcista nombrado formalmente en Chile tras la designación efectuada por el obispo de Rancagua, Alejandro Goic.

De acuerdo con el decreto N° 66, Escobar recibió el nombramiento de "exorcista de la diócesis de la Santa Cruz de Rancagua".

El sacerdote es párroco en la Iglesia Santísima Trinidad de su localidad, gestor de proyectos educativos, capellán de cárceles y columnista habitual del periódico Portaluz, que dio a conocer la noticia.

En entrevista con dicha publicación, Escobar expresó que su designación "da cuenta de una situación que está afectando a muchas personas en el país. Me refiero a quienes hoy padecen junto a sus familias la acción extraordinaria del demonio en sus vidas y que en ausencia de sacerdotes formados y disponibles para este ministerio buscan solución a manos de inescrupulosos -chamanes, magos, tarotistas, adivinos, brujos y semejantes- que no sólo les expolian su dinero, sino que potencian el mal espiritual que les afecta".

"Cuando la gente se aleja de la fe o en este caso cuando una sociedad se descristianiza no sólo aumenta la superstición como ha ocurrido en Chile, sino que se crean las condiciones para el mal", agregó el exorcista.

Facultad de los obispos

A propósito de esta situación, el Obispado de Rancagua informó que "los obispos tienen la facultad de nombrar a un presbítero para realizar exorcismos, tanto para casos particulares que se requieran como para hacerlo de un modo más general y permanente".

"En la situación particular a la que se refieren publicaciones recientes, se trata de una licencia concedida por el Obispo de Rancagua para solicitudes particulares que se recibieron", agrega el comunicado difundido por la Iglesia.

El informativo concluye que "por lo delicado de este tema, y por respeto a las personas que sufren a consecuencia de este tipo de situaciones, rogamos a la comunidad no trivializarlas ni atribuirles una relevancia ajena a la propia. Por esa misma razón, la Iglesia cuida abordarlas con la máxima prudencia".