¿Es posible diseñar seres humanos ecológicos?
La ingeniería humana permitiría la modificación biomédica de los humanos y disminuir su impacto en el medio ambiente.
Reducir el tamaño de las personas también permitiría mejoras.
Disminuir nuestro tamaño, mejorar nuestra visión en la oscuridad, generar intolerancia a la carne, son algunas de las propuestas.
El cambio climático es una de las mayores amenazas a las que se enfrenta la humanidad, y a medida que aumenta lo que está en juego, se proponen soluciones ambiciosas: desde llenar de polvo la atmósfera a escapar al espacio.
¿Pero si en lugar de tratar de arreglar el mundo lo intentamos con nosotros mismos?
Esa es la pregunta planteada por Matthew Liao, director del Programa de Bioética de la Universidad de Nueva York, y sus colegas.
"Intentamos pensar fuera de la norma," dice Liao. "¿Qué es lo que no se ha sugerido sobre la lucha contra el cambio climático?"
La respuesta a la que llegamos es la ingeniería humana: la modificación biomédica de los seres humanos para reducir su impacto en el medio ambiente.
Liao y su equipo sugieren que al cambiar nuestra biología, por ejemplo al alterar nuestro tamaño o dieta, podríamos crear seres humanos más ecológicos.
Aunque estos investigadores no plantean que nos embarquemos en un programa a escala mundial de modificación invasiva de seres humanos, es útil como un experimento mental interesante que podría ofrecer una nueva perspectiva sobre el impacto que tiene cada persona en el planeta.
"No estamos sugiriendo que hagamos obligatorias estas ideas, pero sería bueno que se ofrecieran como opciones a la gente", dice Liao.
Intolerancia a la carne
No sería la primera vez que el control biológico se usa para limitar el impacto ecológico de una sociedad. La controvertida política de China de "un solo hijo" fue implementada en 1979 para aliviar las presiones sobre el medio ambiente, entre otros motivos.
Y la pequeña isla de Tikopia, en el Pacífico, se hizo famosa por el antropólogo Raymond Firth en 1936 cuando informó que sus habitantes seguían un estricto código de control de natalidad para evitar que la población agotase los limitados recursos de la isla.
"Podemos inducir artificialmente una intolerancia a la carne roja al estimular el sistema inmunológico contra las proteínas bovinas comunes."
Aunque estos esfuerzos pueden disgustar a algunos hoy en día, Liao dice que podríamos ir más lejos en la búsqueda de ser más ecológicos.
Una estrategia sería reducir nuestro uso de recursos. "El 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de la ganadería, por lo que si comiésemos menos carne se podría reducir en gran medida el impacto ambiental", explica Liao.
Pero aunque la mayoría de la gente entiende que consumir carne no es beneficioso para el medio ambiente, la vista de un jugoso filete haciéndose a la parrilla es muy tentadora.
Pero, ¿y si pudiésemos diseñar a personar a las que no les gustase el sabor de las hamburguesas?
"Podemos inducir artificialmente una intolerancia a la carne roja al estimular el sistema inmunológico contra las proteínas bovinas comunes", dice el experto.
Liao prevé una ayuda médica como un parche de nicotina que hace que a uno le caiga mal comer carne roja.
Esto puede sonar a ciencia ficción, y por ahora lo es, pero recientemente han surgido pruebas de que las personas que han sufrido una picadura de una garrapata de la estrella solitaria, nativa del sur de EE. UU., posteriormente desarrollaron alergia a la carne roja, lo que les forzó a adoptar un estilo de vida vegetariano.
Más bajitos
Liao también piensa que podemos reducir el tamaño de nuestra huella ambiental al reducir el tamaño de nuestra huella física.
"Una reducción de altura de 15 cm significaría una reducción de masa de alrededor del 25 %", dice Liao. Eso es una cuarta parte menos de ti que tiene que ser transportado, alimentado e hidratado. Aunque hay un estigma social contra ser bajo, Liao comenta que también tiene beneficios."
"Las personas más pequeñas tienden a vivir más tiempo", dice, "¡y caben mejor en los aviones!."
Una vez que empiezas por este camino, te puede llevar hasta donde alcance tu imaginación.
¿Qué pasaría si los ojos humanos pudiesen ser modificados para ver mejor con poca luz, y así reducir las facturas de luz?
¿Y si pudiésemos cubrir nuestra piel de clorofila para obtener energía del Sol?
¿O entrar en hibernación en invierno en lugar de quemar carbón para calentar nuestros hogares?
De hecho, algunos artistas ya han comenzado a soñar con maneras en que la ingeniería humana podría ser llevada a niveles muy extremos. Si tuvieras la posibilidad de reducir la altura de las personas, por ejemplo, ¿por qué no hacerlas mucho más pequeñas?
En 2013, el artista Arne Hendricks propuso que la altura humana ideal sería de 50cm, no más alto que una gallina, a fin de minimizar nuestro impacto medioambiental.
Irónicamente, su idea ganó la categoría de Conceptos Futuros en los Premios de Diseño de Holanda, tal vez apropiado dada la reputación del país de tener a las personas más altas de la Tierra y una marcada vulnerabilidad a la subida del nivel mar.
Y la artista japonesa Ai Hasegawa ha ideado una forma totalmente diferente de proteger el medio ambiente: ha sugerido que las mujeres algún día podrían convertirse en madres de alquiler para otras especies, como tiburones, delfines o pandas.
Es evidente que muchas de estas ideas extrañas no van a ser adoptadas a corto plazo (o más bien nunca), pero sin duda es interesante especular.
Liao afirma que, en algunos aspectos, la ingeniería humana ya está teniendo lugar. Hay mucha gente que está optando por modificar su cuerpo, aunque por otras razones: para verse más atractivo mediante cirugía plástica, por ejemplo.
"Muchas de las cosas de las que estamos hablando ya se están haciendo en la sociedad, no es tan radical como pensamos. Aunque estas cosas no se están haciendo en el contexto del cambio climático. Creo que si diera esta opción a la gente, algunos estarán dispuestos a adoptarla."
Tal vez nuestros descendientes, que vivirán con los peores efectos del cambio climático, estén más dispuestos a abrazar la idea de modificar nuestra biología.
Podría resultar más fácil que intentar alterar el clima.