Obispos manifestaron "temor" ante debates por aborto y matrimonio igualitario

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Autor: Cooperativa.cl

La Conferencia Episcopal cree que estas discusiones pueden verse marcadas por "la ideología" y el "populismo".

"Las uniones de hecho no se pueden equiparar jurídicamente con la unión estable e indisoluble de un hombre y una mujer", planteó.

 UPI

El documento está firmado por los prelados Ezzati, Goic y Chomalí, entre otros.

A través de una declaración pública el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile manifestó su "temor" frente al debate público de la llamada agenda progresista, que incluye la despenalización del aborto y el avance hacia el matrimonio igualitario.

"La vida y la familia: regalos de Dios para cada uno de nosotros", se titula el documento publicado en la víspera (ver archivo adjunto), que reivindica a ambos aspectos como "realidades esenciales" de la sociedad.

El actual escenario "nos mueve a decir una palabra evangélica acerca de diversas declaraciones y de la discusión en marcha sobre el llamado 'aborto terapéutico', el 'acuerdo de vida en pareja' y las 'uniones homosexuales' llamadas por algunos 'matrimonio igualitario'. Lo hacemos con claridad y firmeza y con profundo respeto, porque todos somos hijos de unos padres y madres que nos dieron la vida y nos interesa el bien de la familia y de Chile", señalan los obispos chilenos.

"Confesamos abiertamente que tenemos un temor: que la discusión sobre estas realidades (...) se haga desde la ideología o desde un cierto populismo, sin contactarnos con las realidades existenciales que están en juego", señala el documento, firmado por el presidente de la CECh, Ricardo Ezzati; el vicepresidente, Alejandro Goic; el arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí; el arzobispo de Puerto Montt, Cristián Caro; y el obispo de Valdivia, Ignacio Ducasse.

Anti aborto

"Es claro que, como lo ha repetido el papa Francisco, nuestro amor y respeto por la vida nos lleva a rechazar el aborto. Reafirmamos nuestra convicción absoluta de que el derecho a la vida humana es el primero de los derechos humanos que debe ser respetado y defendido siempre, desde la concepción hasta la muerte natural", afirma la CECh.

"Se dirá que la creatura en gestación es parte de su propio cuerpo, pero todos sabemos que es otro ser humano (...) Un niño engendrado en el vientre de la madre es una vida humana y, por lo mismo, es acreedor del primero de los derechos humanos: que sea respetado y cuidado", indican los obispos.

A la vez, "un niño que presenta problemas en su gestación, además de las maravillas que hoy hace la medicina, es una persona única que trae una misión particular a este mundo. La supresión de niño considerado "no deseado", (¿se puede hablar sinceramente de "no deseado"?), es una injusticia e implica un trauma que puede marcar de por vida".

Mientras tanto, "una mamá que, desgraciadamente aborta, muchas veces presionada por terceros, suele llevar un peso atroz por el resto de su vida, al haber puesto fin a la gestación de sus entrañas".

"En vez de discutir una ley para poner fin al ser humano concebido, podríamos discutir cómo el Estado se puede hacer cargo de acompañar, aconsejar, abrir espacios en la sociedad y hasta financiar tantas iniciativas en favor de la vida que hoy se mantienen gracias a la generosidad de muchos", propone la Iglesia.

Anti AVP

Respecto a "el evangelio del matrimonio y de la familia", la Conferencia Episcopal advierte que "más que la organización política y social, más que las leyes y que la misma Constitución, la familia es el verdadero valor constituyente de la comunidad humana".

"Por diversas razones, hay familias mono-parentales" y "hay familias cuyos progenitores se casaron enamorados y no pudieron llevar a plenitud sus compromisos nupciales (...)  No condenamos, pero promovemos la estabilidad matrimonial y echamos de menos leyes que faciliten y apoyen la vida de familia. Necesitamos leyes laborales y educacionales al servicio de esta hermosa aventura de ser familia", plantea el documento.

"En este campo se discute hoy día la situación de las uniones de hecho heterosexuales y homosexuales. Nuestra opinión es que es necesario prestar atención a las uniones de hecho heterosexuales, ya que el problema está en la indefensión en la que queda la parte más débil, que suelen ser la mujer y los hijos que surgen de ésta, cuando estas convivencias simplemente se deshacen".

Sin embargo, "las uniones de hecho no se pueden equiparar jurídicamente con la unión estable e indisoluble de un hombre y una mujer para formar familia y enfrentar juntos la vida, institución que merece el apoyo y la protección del Estado, pues origina la célula básica de la sociedad", sostienen.

Anti matrimonio igualitario

"En cuanto a quienes buscan una unión entre personas del mismo sexo, nos parece superficial hablar de 'matrimonio igualitario', simplemente porque no lo es. No es una unión entre un varón y una mujer y no tiene la estabilidad propia del matrimonio que, en la enseñanza bíblica posee dos notas características e inseparables: su aspecto unitivo (varón y mujer) y su vocación a la procreación. Por esa razón, ¿para qué llamar con un nombre lo que no lo es?", indica la Iglesia.

Los obispos opinan que "si dos personas quieren convivir y compartir sus bienes, si quieren preocuparse de su herencia, podrían hacerlo sin leyes nuevas. Y, si se requiere una ley, creemos que hay que preocuparse de ese grupo humano, aunque minoritario, para que sean respetados y no discriminados por su condición y para que cuenten con los derechos básicos para una unión, pero no un matrimonio".