Papa Francisco culminó "histórica" visita a Corea del Sur con ferviente mensaje de paz
El pontífice abogó por la unidad de las dos coreas, cuyos habitantes son "hermanos de una misma familia", dijo.
Su visita fue considerada "un éxito" por la Iglesia local.
"Recen por mí", dijo el papa al culminar sus cinco días de actividades en su primera visita a Asia.
El papa Francisco culminó este lunes su histórica visita de cinco días a Corea del Sur, país donde recibió una calurosa y multitudinaria acogida y lanzó repetidos mensajes a favor de la paz y la reunificación de las dos Coreas.
En su última misa en el país, en la catedral de Myeongdong, en Seúl, frente a más de 1.700 asistentes, el pontífice dijo que todos los coreanos son "hermanos y hermanas de una misma familia", e instó a ambas partes de esa península dividida a "resolver sus diferencias".
La división entre las dos Coreas, que calificó como "dolorosa", ha sido uno de los temas a los que más se refirió en su visita Francisco, que también se mostró especialmente sensible con la tragedia del naufragio del ferri surcoreano Sewol, que causó la muerte de 304 pasajeros el pasado abril.
Apuesta por Asia
El papa no sólo invitó a sus misas a los familiares de las víctimas del hundimiento, sino que también los atendió personalmente en varias ocasiones, e incluso bautizó al padre de uno de los adolescentes fallecidos en una ceremonia totalmente improvisada.
La espontaneidad, como suele ser habitual en los recorridos de Jorge Mario Bergoglio, marcó su viaje a Corea del Sur, en el que también dejó patente su carácter humilde al elegir como vehículo oficial un utilitario Kia Soul sin blindaje antibalas o rechazar una lujosa silla para pronunciar un discurso de pie.
Su gran baño de masas tuvo lugar el sábado, cuando beatificó a 124 mártires surcoreanos en Seúl frente a centenares de miles de personas, un día después de citarse con 6.000 jóvenes de 23 países del continente en la VI Jornada de la Juventud Asiática al oeste del país.
En su primer viaje a Asia también quedó claro que el continente más poblado del mundo es una "prioridad" para el papa, tal y como reconoció en Seúl el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
Representantes de la Iglesia surcoreana destacaron, por su parte, que existe un "amplio potencial de crecimiento" en este continente, donde el número de católicos se calcula en algo menos de 140 millones, aproximadamente el 3 por ciento de la población.
En concreto, China es uno de los países donde el Vaticano busca sumar fieles en el futuro y esto quedó patente cuando Bergoglio expresó ayer su "total confianza" de que "avance sin vacilaciones" el diálogo entre la Santa Sede y los países de Asia "con los que no tiene aún una relación plena".
Previamente, en un primer gesto de acercamiento, Francisco había enviado un telegrama con sus "mejores deseos" al presidente chino, Xi Jinping, y a los ciudadanos chinos poco antes de que el avión papal hacia Seúl sobrevolara por primera vez la potencia asiática, con la que no tiene relaciones desde 1951.
El obispo de Roma también lanzó un fuerte mensaje de humildad dentro de la Iglesia Católica al criticar la "hipocresía" de los religiosos que "viven como ricos", en un mensaje frente a 4.000 miembros de las comunidades religiosas surcoreanas, a las que instó a respetar el voto de pobreza.
También se pronunció a favor del celibato al recomendar "vigilancia y perseverancia" a los religiosos para mantener la castidad, y en sus mensajes para los ciudadanos de a pie criticó el materialismo y la "idolatría de la riqueza" en los tiempos actuales.
Un éxito
El viaje a Corea del Sur, país donde viven 5,4 millones de católicos y que no recibía a un papa desde 1989, también pasará a la historia por ser el primero en que Francisco leyó discursos y homilías en inglés, gesto que el portavoz del Vaticano describió como un intento de acercarse más a la gente.
Poco después de su partida, obispos surcoreanos calificaron como "un éxito" la visita de Bergoglio, que movilizó a centenares de miles de fieles y caló en toda la sociedad -aseguraron- al convertirse en el centro de atención de los medios.
"Recen por mí", fueron las últimas palabras que el papa argentino dirigió hoy a la comitiva de despedida en Seúl, antes de entrar en el Boeing 777 de Korean Air que despegó rumbo al aeropuerto de Ciampino en Roma.