Advierten posible conflicto Iglesia-Estado por hidroeléctrica en el Cajón del Maipo
El abogado Roberto Celedón explicó a Cooperativa el rechazo de las Carmelitas Descalzas a la central El Canelo.
La empresa las demandó para pasar ductos por su convento.
"En la Constitución y en la ley sobre libertad de culto en Chile las cosas destinadas y consagradas al culto están regidas por el derecho canónico", explicó Celedón.
El abogado Roberto Celedón dio cuenta este jueves en Cooperativa sobre el conflicto que enfrenta a las monjas Carmelitas Descalzas y los habitantes de la localidad de El Peumo que se oponen al proyecto hidroeléctrico El Canelo, de la empresa Energía Coyanco, que pretende emplazarse en esa zona del Cajón del Maipo.
El abogado, representante de las religiosas, aseguró en diálogo con El Diario de Cooperativa que este conflicto puede generar un serio problema Estado-Iglesia, pues la empresa demandó una servidumbre de agua, que busca construir ductos a través del convento de las monjas para desviar aguas del Río Maipo, situación absolutamente rechazada por las religiosas, ya que afectará su modo de vida.
"Dentro del marco de la libertad religiosa y la libertad de culto hay una norma en nuestro Derecho Civil, en la Constitución, y en la ley sobre libertad de culto en Chile en la cual las cosas destinadas y consagradas al culto están regidas por el derecho canónico, y aquí las madres están protegidas por el derecho canónico en cuanto a que no están obligadas a prestar colaboración con proyectos que son antagónicos a su modo de vida", dijo el abogado.
Las religiosas "sin duda se sienten extraordinariamente perturbadas, no sólo por los hechos que han acaecido de los incendios, sino que además la construcción de esto, más las servidumbres que están pidiendo de manera perpetua".
"Sin duda que las perturba en su vida consagrada, y de esa manera se estaría afectando la libertad religiosa y generándose un conflicto Iglesia-Estado que puede ser sumamente grave", advirtió el jurista, que explicó cómo el proyecto alterará la forma de vida de las monjas.
"Ellas tienen una vida consagrada, llegaron al sector en 1993, llevan una vida contemplativa, de oración. Para ellas el silencio, la separación física del mundo y el contacto con la naturaleza es parte de sus reglas, entonces que se pretenda pasar una servidumbre de acueducto, de ocupación perpetua de tránsito y de paso, sin duda que altera profundamente el marco donde desarrollan su vida religiosa", argumentó.