Caso Penta: La declaración de Carlos Eugenio Lavín ante la Fiscalía
Una nueva "filtración" de prensa permite conocer el testimonio que el 12 de noviembre rindió el dueño del holding.
Cuenta cómo se produjo el quiebre con el ex gerente Hugo Bravo y atribuye a éste toda la responsabilidad de los presuntos ilícitos.
Lavín contó haber tenido varios encuentros con Hugo Bravo en los que éste le exigió dinero "en forma poco amable", amenazando con demandar a Penta o acusarlos ante el Ministerio Público.
Continuando con las "filtraciones" de prensa de la investigación secreta que lleva adelante la Fiscalía en torno al caso Penta, el diario La Segunda publicó este jueves un extenso resumen de la declaración que rindió el pasado 12 de noviembre Carlos Eugenio Lavín, uno de los dueños del holding.
En su comparecencia ante el Ministerio Público el empresario cuenta en detalle cómo se produjo el quiebre de él y su socio, Carlos Alberto Lavín, con el ex gerente general del holding, Hugo Bravo López, quienes hoy se encuentran enfrentados en la Justicia.
En el testimonio, de nueve páginas, Lavín da cuenta de una serie de conversaciones con Bravo antes y después de que éste fuera despedido del holding, donde el ejecutivo supuestamente amenazó a los controladores y les exigió "en forma poco amable la entrega de dinero".
Su línea de defensa se resume, según advierte el vespertino, en que "cualquier acción fuera de la ley sólo estuvo en conocimiento de Bravo".
El martillero "cuentero"
Lavín cuenta que las relaciones con Hugo Bravo ya estaban "malas" cuando se enteraron en abril de 2014 de los antecedentes del martillero Jorge Valdivia -hoy ya fallecido-, quien tenía relación frecuente con el gerente.
Valdivia era "un personaje itinerante, ajeno a la empresa, que iba a ver a Hugo (Bravo), se encerraba con él, pedía plata (...) Carlos Alberto (Délano) fue más perspicaz y le pareció que este sujeto era más oscuro de lo que realmente parecía, y llegó a prohibirle el ingreso a la oficina. Pero él se las arreglaba para aparecer en horarios en que no estaba Carlos Alberto. Con el obvio consentimiento de Hugo a quien iba a ver, y la complicidad de sus cercanos. Para mí Jorge Valdivia era un personaje cuentero", dijo.
"En abril de 2014 apareció en La Segunda un artículo sobre Jorge Valdivia en el cual decía que había sido procesado por la Ley de Armas en 1974 por tener una granada; que había sido acusado de abuso de menores por el abuso de una niña de su pareja, y por ser el proveedor de empresas que recibían devoluciones indebidas de impuestos en el marco del caso del fraude al FUT", contó.
"Cuando vimos esto nos espantamos y de inmediato pensamos en Hugo Bravo, pues Valdivia, al parecer trabajaba para él o tenía algún tipo de relación con Hugo, por lo que lo llamamos muy molestos y le dijimos que cómo era posible que tuviera a este personaje al lado suyo, que le habíamos dicho que no podía entrar a la empresa de hace cinco años, que esperábamos que no nos hubiera metido en algún forro. A lo que él dice que por razones humanitarias él le está pagando a este personaje, pero que lo hacía con platas de Penta, cosa que nunca nos consultó. Ante esto lo confrontamos indicándole que había excedido sus atribuciones y al pagarle quebrantando órdenes expresas de la compañía al recibir a esta persona dentro de las oficinas de Penta. Si las relaciones estaban malas, con esto quedaron peores", relató.
Las devoluciones impropias y la salida de Bravo
Lavín relató ante la Fiscalía que "el 8 de julio de 2014 me llamó Hugo Bravo para señalar que habían citado a declarar con el fiscal Carlos Gajardo al contador de Penta, Marcos Castro, como testigo en el caso 'Fraude al FUT'. Fue una conversación muy breve señalándole que habláramos personalmente al día siguiente".
Lavín continúa señalando que "antes de que llegara Hugo Bravo, para no distorsionar lo que me podía decir, hablé personalmente con Marcos Castro para saber a qué había ido. Ante esto señala que él tenía relación con un señor que nos supervisaba en Impuestos Internos, un señor (Iván) Álvarez, que estaba preso. Él supervisaba como supervisor asignado a parte de la malla de empresas Penta, cosa de la cual no tenía idea".
"Ante esto lo 'atrinqué', le dije 'vamos al grano... ¿hay devoluciones impropias de empresas Penta?', ante lo que me dice que no. Lo mismo respecto de las empresas relacionadas con Carlos Alberto y las empresas relacionadas conmigo, y señala que no habían devoluciones impropias en esta. Sin embargo, me acordé de que habían empresas de Hugo Bravo en las cuales Marcos Castro le llevaba la contabilidad y le pregunté si había devoluciones impropias allí, y dijo que sí, que le había advertido de esto a Hugo Bravo, y que no había devuelto la plata, y que la había puesto en ingresos varios", agregó, recordando la conversación del 9 de julio".
"El día siguiente, el 10 de julio, hablé personalmente con Hugo Bravo y le dije que tenía que renunciar a todo lo que tenía que ver con Penta, y que ojalá pudiera salir de esto lo mejor posible, pero que la verdad es que era incompatible lo que había confesado con su permanencia en la empresa. El 14 de julio firmó su renuncia en la oficina de Alfredo Alcaíno, quien es el abogado de la empresa", recordó Lavín.
"La renuncia a los directorios la hace por cartas ese mismo día 14 de julio. Además, firmó un cheque por 45 millones de pesos y un pagaré por aproximadamente 62 millones en el cual se comprometía a devolver a Penta los dineros pagados a Jorge Valdivia en forma indebida y desconocida para nosotros", dijo.
Los encuentros posteriores
Luego Carlos Lavín dio cuenta de los varios encuentros que tuvo con Bravo tras su salida de Penta, donde éste exigió que se le pagaran millonarias sumas.
"(Bravo) se puso a alegar que él tenía hartos gastos, abogados y otros ítemes. Nosotros no quisimos confróntalo porque estaba mal emocionalmente, tanto así que le dije que fuera al psiquiatra, pues pensé que podía llegar a hacer algo en su contra", señaló, diciendo que éste respondió diciendo: "Bueno, yo los puedo demandar".
El 29 de julio hubo otra reunión en que el ex ejecutivo "nuevamente llega con peticiones económicas y señalando que lo que se perseguía en el caso 'no es Hugo Bravo, sino que es Penta'".
"En los primeros días de agosto, yo fui solo a ver a Hugo Bravo. Estaba él y su señora. Era otro Hugo Bravo, más entero. De entrada me dijo: 'Carlos, soy culpable, la cagué. Me arrepentiré los días de mi vida de haber hecho esta huevada', ante lo cual sólo lo acogí no más. Acto seguido me dice: '¿No crees que será momento de que yo cobre?'", relató Lavín.
En otro encuentro de agosto, "pero antes del 22 (de agosto)", Bravo volvió a insistir en que la investigación no iba por él sino que por Penta, y "a los pocos días tuvimos la ratificación de sus dichos, ya que estalla en la prensa la noticia de que el SII había presentado denuncia por las boletas de las señoras nuestras", dijo Lavín.
La reunión clave
Carlos Lavín también contó a la Fiscalía cómo se gestó la reunión del 7 de septiembre, que fue grabada sin su consentimiento por Hugo Bravo en su departamento, y cuyo contenido se conoció esta semana.
"Cuando se sienta, de inmediato dice en forma poco amable '¿Cuándo me van a pagar?'. Ante esto me enojé un poco y le digo: 'Hasta cuando me hueveas con eso?, me lo has preguntado no sé cuántas veces'".
"No sabía por ningún motivo que estaba siendo grabado ni menos que utilizaría esto para demandarme. Sobre todo cuando lo voy a ver por amabilidad y sin interés alguno", dijo Lavín.
"Esa fue la última vez que vi a Hugo Bravo", asegura, indicando que posterior a eso llegaron las amenazas del ex gerente a los dueños de Penta a través de Carlos Bombal, ex senador de la UDI y actual director de las empresas Penta.
"El 10 de septiembre u 11 de septiembre estaba Carlos Alberto, y quizás más gente, a la hora de almuerzo según recuerdo. Carlos Bombal cuenta que él (Bravo) había llamado a la secretaria y le había dicho: 'Dígale a Parabimbombal que le diga a sus amigos que me paguen, y que me devuelva los llamados porque si no lo voy a amarrar con el fiscal'".
"Esas amenazas las cumplió, ya que vino la denuncia de Impuestos Internos por infracción a la ley de Bancos, que es una situación gravísima e inventada por él. Yo vi y leí esa carta", asegura el ejecutivo.
"Esto lo tomo como una amenaza a Carlos Alberto y a mí, usando de emisario a Carlos Bombal, ya que nos nombra abiertamente a nosotros en la misma, como si debiéramos pagarle dinero, y que si este dinero no se le pagaba él daría información falsa que nos perjudicaría en la causa del fiscal Gajardo. Luego de esto no hablamos más con Hugo Bravo ni lo vimos de nuevo", señaló Carlos Lavín, recordando que "posteriormente nos notifican de una demanda laboral en que Hugo Bravo pide que se le pague una indemnización de 2.000 millones de pesos".