Silvio Rodríguez: "Siempre he tenido algo de iconoclasta y de desmitificador"
En entrevista con Cooperativa, el cantautor contó cómo será el repertorio de los tres shows que ofrecerá en mayo.
Se refirió a su relación con los chilenos y sus seguidores, además de recordar la figura de Salvador Allende.
Silvio Rodríguez presentará el mismo repertorio en los tres shows, aunque no descarta sorpresas.
De Cuba y el fin del bloqueo, el acceso a Internet en la isla, de su defensa del comunismo práctico en su país y otros temas sociales y políticos conversó Silvio Rodríguez con Cooperativa, contestando el amplio cuestionario que le hicimos llegar vía electrónica.
Tras publicar una primera parte de esa entrevista, entregamos ahora el segmento donde el cantautor se refirió a su lazo con Chile, ese país al que ha venido innumerables veces en democracia y donde ha cultivado una fanaticada fiel que agotó en pocas semanas los boletos para los tres conciertos que ofrecerá en Santiago los días 20, 22 y 23 de mayo.
Sobre la relación que sostiene con sus adeptos a través de Internet en su blog, Segunda Cita, asegurando que quizás algunos de los que han dialogado con él a través de esa vía ya no lo consideren tan perfecto... Su predilección por los conciertos íntimos y sus recuerdos de Salvador Allende, esto es lo que contó Silvio Rodríguez.
- Tu relación con Chile siempre ha sido muy estrecha, lo cual queda demostrado con la rapidez que se agotaron las entradas para tus conciertos. ¿Qué significa este país para ti?
Chile, antes que nada, es un país de nuestra América que visité durante un proceso político y social muy duro, lo que me marcó como persona y me permitió hacer amigos, algunos de los cuales aún me duran.
- ¿Cómo ves tú la situación actual de este país, el gobierno de Michelle Bachelet, la economía chilena, la corrupción?
No puedo hablarle a los chilenos de lo que ellos conocen mucho mejor que yo. Voy a lo que he ido siempre, a cantar mis canciones acompañado de muy buenos músicos, a compartir un rato juntos, tratando de que sea un rato digno y agradable. Y por supuesto, a ver y escuchar a los chilenos, para seguirle el hilo a Chile.
- En tu blog tienes un contacto directo e independiente con tus fanáticos. ¿Cómo te ha ayudado esta relación más cercana con el público, que quizás no se daba años atrás porque no existía la tecnología que lo posibilitara?
No me parece que en mi blog haya fanáticos. Por supuesto, hay segund@citeros que aprecian mi trabajo, pero después de tratarme durante años y de ver que tengo defectos como cualquiera, dudo que me enciendan cirios. Siempre he tenido algo de iconoclasta y de desmitificador. Me gustó aquel titular del Mercurio de los 90, que decía que yo iba a Chile a romper con mi propio mito. No porque yo fuera a eso, sino porque desde cierto punto de vista también era verdad.
Espacios íntimos
La última vez que Silvio Rodríguez estuvo en Chile fue en 2012, cuando se presentó en el Estadio Monumental con un show propio y también en el Estadio Nacional, como parte de las celebraciones de los 100 años del Partido Comunista.
Ahora regresa con tres conciertos en un recinto – Movistar Arena – que si bien no es precisamente íntimo (su capacidad es de 10.000 personas), si es bastante más pequeño que los espacios abiertos y masivos que lo albergaron en su última visita.
El espectáculo que Rodríguez presentará en Chile y Argentina es diferente también a lo hecho la última vez. Sus clásicas composiciones y las más recientes llegan en formatos más renovados, con una evolución y una aproximación más moderna. La banda que lo acompaña está compuesta por la flautista y clarinetista Niurka González (esposa de Rodríguez), el Trío Trovarroco (Rachid López, Cesar Bacaró y Maikel Elizarde), Oliver Valdés en la batería y percusión, Jorge Reyes en contrabajo, Emilio Vega en el vibráfono y Jorge Aragón en el piano.
- Hablando de tus conciertos, esta vez estarás tocando en un espacio más íntimo que la última vez. ¿Te acomoda más este formato o prefieres presentarte en recintos masivos?
Cuando se amplifica para menos gente, siempre hay posibilidad de que suene mejor. Diez mil personas cada noche no será una masa crítica, como el plutonio enriquecido, pero no deja de ser una masa. Haremos lo mejor que podamos.
- ¿Qué vienes a presentar en estos tres shows? ¿Harás un espectáculo distinto para cada noche o tendrán los tres el mismo repertorio?
Los tres contendrán el mismo repertorio, aunque no excluyo variaciones. No me gusta hacer exactamente lo mismo tres veces seguidas. Es algo que aprendí del barroco.
- Por largos años muchos artistas te han sindicado como una de sus máximas influencias. ¿Cómo asumes esa posición? ¿Hay artistas nuevos que te llamen la atención hoy en Latinoamérica?
Y en Cuba también los hay. El arte está en constante movimiento. No siempre se ve enseguida. Me interesa la autoexigencia. Yo todavía me paso un mes buscando una palabra, o un acorde (y no siempre los encuentro).
- ¿Qué piensas del trabajo de tu hijo Silvito? El tiene una postura distinta a la tuya, pero tú has dicho siempre que la respetas. ¿Crees que es necesaria también la disidencia artística?
Lo que me parece lamentable es que un padre y un hijo discutan en público, más allá de quién tenga la razón. Y peor aún que permitan impertinencias a terceros. Por suerte tanto Silvio Liam como yo nacimos en el campo (él en Banes y yo en San Antonio), y en estas cosas somos muy parecidos.
- Por último, por estos días se ha estrenado en Chile una película de Miguel Littin sobre las últimas horas de Salvador Allende. Hoy, a 32 años de su muerte y del fin de la Unidad Popular, ¿qué te queda de su figura y legado?
Me gustaría que les quedara más a ustedes, los chilenos, que a mí. Aunque a mi me queda mucho, porque tuve el honor de estrechar su mano, y lo que vi fue a un hombre solo, cercado hasta por sus amigos, y eso es algo muy duro, mucho más cuando se está dispuesto a entregar la vida no sólo por los que no te lo van a agradecer, sino por aquellos que ni siquiera se darán cuenta de lo que hiciste.