Termina este sábado el Festival de San Sebastián sin un claro favorito
Se trata de la edición número 63 del certamen.
Un año de competición que no brilló por sus estrellas, más discretas y asequibles.
El Festival de Cine de San Sebastián llega este sábado a su fin con la lectura del palmarés y sin un claro ganador: las jornadas han sido intensas y los amores muy diversos.
Dos guiones adaptados de libros de éxito y uno original ("El rey de la Habana", "High Rise" y "Truman", respectivamente) parecen los favoritos para llevarse la Concha de Oro pero, con un jurado hermético y dos mil periodistas especializados, ¿quién se atreve a adelantar el premio?
En los nueve días que ha durado el festival, más de doscientas películas en catorce secciones se han ido disputando al público.
De la "pinga" diseñada por ordenador del protagonista de "El rey de la Habana", Maikol Tortoló, que agradecía la confidencia en público a la productora María Luisa Matienzo (seguramente, por no dar más explicaciones), a los ojos de muñeco diabólico que Scott Cooper ha colocado a Johnny Deep para que su personaje de mucho miedo en "Black Mass", el Zinemaldia ha sido una fiesta de imaginación que todos han agradecido.
Títulos como "Les Demons", "Eva no duerme" o "Sunset Song", cada una con sensibilidades distintas, se mezclan con las poéticas "Amama", "Un día perfecto para volar" o el primer manga en competición, "El niño y la bestia", con la que el japonés Mamuro Hosoda ha dejado claro que su trayectoria y la de Miyazake van juntas, pero separadas.
Un festival que no tiene un ganador claro, pues la mayor parte de las películas que han participado en la competición por la Concha de Oro, el más alto galardón del Zinemaldia, son apuestas muy personales tanto desde el punto de vista del realizador, como del país al que representan.
Así, se han proyectado pequeñas joyas, delicadas y dolorosas, con historias que denuncian la impotencia de un país ante la mafia que toma sus vidas (la georgiana "Moira"), el dolor de una familia china que no puede tener más que un hijo ("Back to the North") o el drama de convivir con una sociedad apagada por una noche inexistente (la islandesa "Sparrow").
Un año de competición que no brilló por sus estrellas, más discretas y asequibles que otros años para regocijo de los fans, que llegaron hasta grabar vídeos con sus ídolos (un público cada vez más exigente que no se conforma con una foto), profesionales, amables y más cercanos que nunca.
Benicio del Toro, Ellen Page, Ricardo Darín, Sienna Miller, Tom Hiddlestone, Luke Evans o la premio Donostia Emily Watson, entre los internacionales, y Javier Cámara, Asier Etxeandía, Mario Casas, Hugo Sánchez, Elena Anaya, Inma Cuesta, Marisa Paredes, Imanol Arias, Eduard Fernández o Sergi López, entre los nacionales, repartieron besos, sonrisas y autógrafos.
Una edición esta que hace el número 63 del Festival de Cine de San Sebastián, que pasará a la historia por haber sobrevivido a la crisis, por haber mantenido la dignidad y la calidad exigible a un festival de su categoría y que mañana, a estas horas, tendrá asociado para siempre los nombres de sus ganadores.