Papa arremete contra los poderosos y proclama "el tiempo del gran perdón"
Marcado por la violencia en el mundo, Francisco dijo que Dios hace saber que él mismo reinará a su pueblo".
"Es el Jubileo de la misericordia", celebró el pontífice en el tercer domingo de Adviento.
"Esta es la puerta del señor. Abridme las puertas de la Justicia", pronunció el papa antes de abrir la puerta.
El papa Francisco abrió la Puerta Santa de la catedral de Roma, San Juan de Letrán, y durante su homilía arremetió contra la "arrogancia" de los gobernantes y proclamó que con el Jubileo "comienza el tiempo del gran perdón".
"Este tercer domingo de Adviento hace que asistamos a la llegada de la Navidad, ya cercana. No podemos dejarnos caer en el cansancio; no se nos permite ninguna forma de tristeza. Aunque tengamos motivo por las tantas preocupaciones y por las múltiples formas de violencia que hieren a nuestra humanidad", dijo en su homilía.
Francisco señaló que "en un contexto histórico de grandes abusos y violencias, a causa sobre todo de los hombres de poder, Dios hace saber que él mismo reinará a su pueblo, que no lo dejará en manos de la arrogancia de sus gobernantes, que lo liberará de cada angustia".
"Hoy se nos reclama que 'no bajemos los brazos' a causa de la duda, de la impaciencia o del sufrimiento", apostilló.
El pontífice llamó entonces a la alegría porque ha comenzado el Jubileo, un tiempo que calificó como "el tiempo del gran perdón".
"Hemos abierto la Puerta Santa, aquí y en todas las catedrales del mundo. También es un simple gesto y una invitación a la alegría. Comienza el tiempo del gran perdón. Es el Jubileo de la misericordia", celebró.
Bergoglio recordó que "la fe en Cristo provoca un camino que dura toda la vida" y que obliga a ser "misericordiosos".
"La alegría de atravesar la Puerta de la Misericordia debe ir acompañada del compromiso de acoger y testimoniar un amor que va más allá de la justicia, un amor que no tiene confines. Y de este infinito amor somos responsables, a pesar de nuestras contradicciones", apuntó.
Bergoglio acudió a su catedral, puesto que también es obispo de Roma, para abrir su Puerta Santa, una ceremonia que sucede a la apertura de la de San Pedro del Vaticano, con la que se dio inicio el pasado martes al Año Santo Extraordinario y que permanecerá abierta hasta que concluya, el 20 de noviembre del próximo año.
En una atmósfera solemne y marcada por el silencio, el papa, ataviado con una capa pluvial púrpura, propia de los domingos de Adviento, pronunció la fórmula de rigor: "Esta es la puerta del señor. Abridme las puertas de la Justicia".
Entonces se aproximó a la última a la derecha de las cinco existentes en la fachada principal del templo lateranense y la empujó hasta abrirla por completo, a pesar de sus grandes dimensiones.