La columna de Pelotazo: Alexis Sánchez evita un año nefasto
Han pasado ocho días de la suspensión del Wanderers-Colo Colo y las decisiones posteriores han sido una burla para quienes aman el fútbol.
El domingo ante pasado Chile buscó a un nuevo campeón, y lo logró, pero no de la forma esperada ¿Se imaginan que Universidad Católica hubiera empatado al menos ante Audax Italiano? Ello hubiera forzado a jugar sí o sí el encuentro entre Wanderers y Colo Colo, y lo antes posible, porque según ese resultado pudo haber final por el título y con ello se hubiera postergado la postemporada. Sin embargo, eso no pasó y varios se han aprovechado del hecho.
Es que la displicencia a la hora de reprogramar un partido sin público entre verdes y blancos da para llorar si acaso les da pena o rabia la situación. O para reír, si les da risa este show gratis.
No es justo culpar a Valparaíso por no poder acoger este duelo nuevamente. Tampoco culpar a Talca porque no se puede albergar en el Fiscal este partido. Menos, culpar a Santiago porque Colo Colo no pueda entregar la copa en su estadio. Lo justo es culpar a las autoridades policiales y gubernamentales.
Cómo Carabineros no va a poder, donde sea, custodiar la seguridad de un partido SIN PÚBLICO. Sí, sin público. Porque si no pueden hacer esto, acabemos con el fútbol de una vez, ya que para los encuentros CON PÚBLICO menos ayuda podrán entregar. Si ellos creen que es inseguro cualquier evento futbolístico en Chile, dos cosas: ellos están para que sea seguro, y si también se ven superados, díganlo y exijan lo que necesiten para poder trabajar tranquilos. Pero háganlo ya.
¿A quién deben reclamar ellos? ¿A quién debemos reclamar nosotros? Al Estado, representado hoy por hoy, por el gobierno de Michelle Bachelet. Pongo primero la palabra Estado, porque el negro presente de inseguridad de nuestro balompié no es culpa del mandato de turno, ni del anterior, ni del que viene. La seguridad es un tema que los atañe a todos y claramente es momento de ser autocríticos y propositivos.
En este momento aparecen los defensores de la Patria diciendo que el fútbol es privado. Sí, pero la seguridad es pública y los desmanes no sólo están dentro de un estadio. Y ante alguna duda, vale ver lo ocurrido en la Plaza Sotomayor entre sujetos de verde y blanco.
La Ley de Violencia en los Estadios creada en 1994 no ha servido para nada. Es más. En los últimos 21 años la gente se ha alejado del estadio, en vez de acercarse. Es cierto que en este periodo han aumentado las ofertas de entretenimiento, que se han achicado los recintos, pero no es menos cierto que también ha aumentado la desconfianza de poder disfrutar en un estadio sin pasar "malos ratos". Nadie va a pagar por pasarlo mal, y actualmente, pasa eso.
Como la ley nombrada requería que alguien velara por su cumplimiento, a los cerebros majestuosos se les ocurrió crear Estadio Seguro en 2011. Su misión es, textual: "la implementación de la ley de violencia en los estadios. En ese marco busca la coordinación de las tareas del fútbol profesional, a través de la ANFP; el rol de autorización y reglas de funcionamiento de cada uno de los partidos, a través de intendencias y gobernaciones; y el rol de Carabineros de Chile, en materia de asesoría de la autoridad política y gestión de la prevención, seguridad y orden público en el fútbol".
Capaz que se haga todo lo que se dice, pero no sirve de nada si en un partido un tipo tira un kiosko por una escalera (Barnechea-Colo Colo 2014) y después se va contento a su casa.
Capaz que se haga todo lo que se dice, pero no sirve de nada si en un partido un tipo corre por el techo de un estadio con un estoque (Rangers-Universidad de Chile 2015) y después se va contento a su casa.
Capaz que se haga todo lo que se dice, pero no sirve de nada si en un partido un tipo, perdón, 100 tipos entran a una cancha con palos, pistolas, fierros, fuegos artificales, pelean entre ellos (Wanderers-Colo Colo 2015) y después se van contentos (y algo machucados) a sus casas.
Perdón. He sido injusto. En el último duelo mencionado se arrestaron algunos muchachos. El problema es que los pusieron en libertad al día siguiente. Y más encima la jueza de turno fue condescendiente con ellos. Si la ley es la mala, cámbienla ahora. ¿O esperan que haya muertos para reaccionar? Con esa disposición para acabar con la violencia en los estadios, estamos condenados a morir viendo los partidos por el CDF.
Quienes conforman el Consejo de Presidentes de la Asociación Nacional de Fútbol, al final no parece conveniente evitar los desmanes. Y si acaso estoy equivocado, que la ANFP demuestre con hechos su malestar, no con comunicados en el sitio oficial "lamentando los hechos", "condenando la violencia" y anunciando "querellas" que se las lleva el viento.
El descontento es masivo con este tema. Nunca los hinchas de todos los clubes estuvieron tan unidos esperando respuestas y soluciones. Y ojo, dije hinchas, porque los imbéciles que se cuelgan en una reja y atrasan un partido, partiendo por esos que son los más "tranquilos", no son hinchas. Porque el hincha paga por ver a su equipo, no evita que juegue. Y bueno, una palabra clave: paga.
Las decisiones de la ANFP en ocho días fueron: programar la entrega de la copa para la primera fecha del Torneo de Clausura (único en el mundo, quizás buscan un Récord Guiness) y posponer el partido Wanderers-Colo Colo para antes del mismo campeonato. O sea, como de pretemporada y ya el 2016, lo que es una oda al desorden.
El Estado no se pone los pantalones, Carabineros tiene miedo o no "tiene herramientas" para trabajar, la ANFP parece que tampoco (además de un desorden administrativo que vale otra columna) y los fanáticos del fútbol estamos podridos. Sólo queda esperar que se acabe luego este año, que si no fuera por el penal de Alexis, sería bien fundado como “el año nefasto” por no decir "el año de mierda".