Republicanos apuestan fuerte en Nuevo Hampshire, una batalla a vida o muerte
Este es el estado que tradicionalmente muestra la tendencia de quién ganará las primarias.
Trump lidera las encuestas en dicho estado y de no ganar, sería un golpe a su campaña.
Los vecinos de Nuevo Hampshire se quejan de los reiterados llamados preguntando por qué candidato va a votar.
"No paran de llamarme de la campaña de Trump preguntándome a quién voy a votar. Y no es ni una persona, ¡Es un robot!", se quejó con EFE Deane Haskell, un vecino de Nuevo Hampshire, Estados Unidos, que vive bajo el bombardeo propagandístico de una cita electoral que se ha convertido en una batalla a vida o muerte y que se definirá este martes.
"Dije que a Trump para que se callasen, pero me han seguido llamando. Así que ya he votado por Trump como unas cinco veces", explicó entre risas Haskell, quien regenta junto a su mujer un pequeño motel en la localidad de Franconia, en el montañoso norte de Nuevo Hampshire.
La insistencia de la campaña del magnate inmobiliario Donald Trump por tratar de ganarse el voto de Haskell para alcanzar una nominación a la Presidencia de EE.UU. no es injustificada, pues el millonario, como la mayoría de sus rivales republicanos, afronta en este pequeño estado de menos de un millón y medio de habitantes una contienda crucial para su futuro.
Tras su inesperada derrota en Iowa, donde la mayoría de las encuestas le auguraban una holgada victoria durante los días previos a los comicios, Trump está prácticamente obligado a ganar en Nuevo Hampshire, y a hacerlo por un amplio margen, si no quiere que el torbellino en el que se ha convertido su campaña se desvanezca.
Desde verano del año pasado, el magnate neoyorquino ha liderado todos los sondeos nacionales y se ha convertido en la sensación de la carrera a la nominación republicana a la Casa Blanca con su estilo agresivo, irrespetuoso y dominante, apoyado siempre por el aura de ganador que le acompaña por su exitosa carrera profesional.
Pero en caso de perder en Nuevo Hampshire, donde de nuevo las encuestas le proyectan vencedor, ese aura desaparecería por completo (ya quedó lastimada tras su derrota en Iowa) y podría suponer una estocada definitiva a una campaña que demostraría, pese a las altas cotas alcanzadas, tener los pies de barro.
Pero si el escenario de un hipotético mal resultado en Nuevo Hampshire es desolador para Trump, todavía lo es más para la mayoría de sus rivales en el bando conservador, quienes, de no alcanzar unos mínimos, podrían verse obligados a renunciar y abandonar la carrera presidencial.
Es habitual que los caucus de Iowa y las primarias de Nuevo Hampshire, que por tradición dan el pistoletazo de salida al proceso de elección de candidatos a la Casa Blanca para ambos partidos, sirvan de filtro para determinar qué aspirantes no pasan el corte mínimo y reducir así el número de contendientes en liza.