La columna de Pelotazo: No es dosificación, es miedo
Al técnico José Luis Sierra le cargan todas las culpas por el presente de Colo Colo, sin embargo, la crítica es injusta.
Colo Colo lleva cuatro partidos sin ganar en el Torneo de Clausura y en ese recorrido de resultados los albos perdieron el liderato del campeonato. Cayeron 1-0 con San Marcos, empataron sin goles ante Universidad de Chile, igualaron 1-1 con Huachipato y no pudieron con O'Higgins (3-0). ¿Algo peor que eso? Sí, que han anotado sólo un gol en esos cuatro duelos y mediante penal, cortesía de Esteban Paredes.
Ante ello todos los dardos apuntan al técnico José Luis Sierra, que pese a sacar campeón a los albos en el Apertura pasado y necesitar un triunfo para que el equipo clasifique a octavos de final de Copa Libertadores después de nueve años, no cuenta con el apoyo de muchos hinchas. Es cosa de escuchar a los fanáticos entrevistados a la salida de los estadios. "Colo Colo no juega como acostumbra", es un comentario que se repite.
¿Dónde está el problema? En que los equipos de Sierra no juegan, ni menos ganan, por garra o por despliegue físico. "Por empuje y coraje", como dicen en Macul. Ganan porque una vez que se aseguraron de tener la pelota, tocando, tocando y tocando, atacan y buscan anotar. Por lo mismo las goleadas son escasas, aparecen los triunfos ajustados y las individualidades son tan o más importantes que el juego colectivo. Porque para darse pases y anotar se necesitan jugadores de buena técnica y un goleador.
En Colo Colo los íconos de ello son Jaime Valdés y Esteban Paredes. Cuando están y no están se nota demasiado. Han estado ausentes por lesiones y cuando vuelven no juegan lo suficiente: o medio partido o partido por medio. Algunos le llaman dosificación, cuando en realidad es cuidado intensivo. Es el temor constante a que se vuelvan a lesionar, más cuando se está peleando en dos frentes.
El partido bisagra pareció ser con San Marcos. Sierra puso un equipo alternativo pensando en que días después debía visitar a Atlético Mineiro y luego enfrentar a Universidad de Chile. Perdió con el "Santo" y en el segundo tiempo ante la urgencia hizo ingresar a Valdés. El volante fue expulsado y se perdió el superclásico. Paredes no jugó ninguno de los tres partidos.
¿Le seguimos llamando dosificación? Por ningún motivo. Es miedo. Miedo a que se te lesionen más jugadores como el "Pájaro" o "Visogol" y con ello hipoteques la chance de ganar algún título. He ahí la justificación para guardar a Julio Barroso y Jean Beausejour ante los ariqueños. El mismo Sierra dijo después del encuentro: "Me critican porque no los puse y si se lesionaba uno me hubieran criticado porque los arriesgué". Es así la cosa, como en la vida, uno toma decisiones y debe asumir las consecuencias.
Desde afuera parece más simple, pero estoy haciendo todo el esfuerzo en comprender al técnico albo. Porque con el diario del lunes o los bloques deportivos, tras perder en el "Carlos Dittborn", se vio una crítica que parece lógica. Entre ganar en el norte o ganar en Brasil, era más probable lo primero, entonces por qué no guardar los jugadores en la Copa y asegurar la punta del Clausura. La razón es simple: Colo Colo tiene 31 campeonatos nacionales y ha sido bicampeón, tricampeón y tetracampeón; mientras que la Copa Libertadores la ha ganado sólo una vez y hace 25 años.
El equipo más ganador de Chile siempre tendrá la presión de salir campeón en el torneo local, pero a esta altura hay que ser sensatos. Al plantel del cacique le debe haber dolido perder la punta del campeonato con Universidad Católica, pero más les va a doler si no son capaces de ganarle a Independiente del Valle este jueves. Porque si no ganan, quedarán fuera en fase de grupos por quinta participación consecutiva en la Libertadores.
Entonces… ¿es culpa del entrenador? No, es culpa de la dirigencia. De tres refuerzos sólo apuntaron a Matías Zaldivia, buen complemento de Barroso en defensa. Sin embargo, Javier Reina y Martín Tonso no han estado a la altura de lo que necesita Colo Colo para volver a ganar algo a nivel internacional.
Un equipo que quiere hacer su historia más grande no puede depender de dos jugadores. Miren el plantel de 1973, el de 1991 o el de 2006. Los tres jugaron finales continentales, e independiente del resultado en aquellas, había recambio en caso de ausencias. ¿El más recordado? Rubén Martínez. Expulsado en la final de ida de la Libertadores y en la revancha lo tuvo que reemplazar Luis Pérez. Así les fue.
Tarea para la dirigencia: elegir mejor los refuerzos. Y tarea para los hinchas: no pedirle a un técnico que sea como nunca ha sido. Sierra llegó a Colo Colo por su rendimiento en Unión Española, donde fue campeón jugando de determinada forma. La repitió en los albos y también ganó un título. ¿De verdad creen que alguien cambiará su táctica o sus decisiones si ya le ha dado resultados? No sean ilusos.