Embajada alemana en Chile invitó a propósito a ex miembros de Colonia Dignidad
El ministerio de Asuntos Exteriores, en Berlín, dijo que la inclusión de esas personas no se debió a un "desliz" en el protocolo.
Los invitados eran Reinhard Zeitner, un ex guardia de ese lugar condenado en 2013, y Hans Schreiber, responsable del departamento jurídico.
En la respuesta de Exteriores se explica que la frontera entre víctimas y responsables de los crímenes de la Colonia es a veces "difícil de distinguir".
La embajada alemana en Chile invitó a propósito a dos ex miembros de Colonia Dignidad a la recepción ofrecida durante la visita al país del presidente Joachim Gauck, según ha explicado el ministerio de Asuntos Exteriores, en Berlín.
En respuesta a una pregunta al respecto, formulada por el grupo parlamentario de La Izquierda y difundida este martes, el departamento de Exteriores admitió que la inclusión de esas personas no se debió a un "desliz" en el protocolo, sino que fue de modo intencionado.
La explicación sigue a las informaciones difundidas semanas atrás por el diario "Süddeutsche Zeitung" acerca de la presencia en el acto de la embajada de un ex guardia y otro antiguo miembro de ese enclave, fundado por el ex nazi Paul Schäfer.
Exteriores pidió entonces aclaraciones a su embajada en Chile por lo ocurrido, por entender que era una cuestión delicada siendo que, además, el eje de la visita de Gauck a Chile era justamente la memoria histórica y la superación de las dictaduras.
Entre 1961 y 2005, Colonia Dignidad, a unos 300 kilómetros de Santiago, fue el centro de operaciones de una secta dirigida por Schäfer que sometió a unas 300 personas a trabajos forzados, castigos y manipulación mental y cometió abusos sexuales a menores, además de colaborar con el régimen de Augusto Pinochet.
Los dos invitados eran Reinhard Zeitner, un ex guardia de ese lugar condenado en 2013 en Chile a tres años de cárcel por complicidad en rapto de menores, así como Hans Schreiber, responsable del departamento jurídico de ese enclave alemán.
El citado rotativo apuntó ya en su información que hay contactos regulares entre la embajada y ex miembros de la antigua Colonia Dignidad, ahora rebautizada como Villa Baviera, y que esas personas recientemente mantuvieron un almuerzo con un ministro consejero de esa legación diplomática.
La presencia de Zeitner en la recepción fue detectada por el cineasta alemán Florian Gallenberger, director de la película "Colonia", centrada en las atrocidades cometidas en el lugar.
El acto en la embajada tuvo lugar el 12 de julio, centro de una visita de Estado en que Gauck se reunió con su homóloga chilena, Michelle Bachelet, y con víctimas de la Colonia.
El presidente alemán lamentó ahí la actuación de los diplomáticos que durante años desoyeron las denuncias procedentes del enclave, aunque descartó indemnizaciones por parte del Estado.
Tras revelarse la presencia de esas dos personas en el acto, fuentes presidenciales expresaron su "pesar" por lo que se atribuyó inicialmente un desliz o error de protocolo.
Frontera entre víctimas y responsables es "difícil de distinguir"
En la respuesta ahora de Exteriores se explica que la frontera entre víctimas y responsables de los crímenes de la Colonia es a veces "difícil de distinguir" y que algunos de quienes sufrieron esos abusos se vieron forzados después en participar en las prácticas de ese "sistema criminal cerrado".
El mismo grupo de la Izquierda -primera fuerza de la oposición parlamentaria- pidió recientemente explicaciones a Exteriores acerca de las actas de ese departamento respecto a la Colonia.
De acuerdo con la respuesta del ministerio a su requerimiento, el espionaje tuvo conocimiento en 1966 de que ahí se practicaban "métodos propios de campos de concentración", pero el Gobierno "ignoró" hasta 1987 lo que ocurría en el enclave de Schäfer.
En tres actas de los servicios secretos de Exteriores -BND- relativas a 1966 se aludía ya a los mencionados "métodos" y se mencionaba como fuente de esas informaciones a "la prensa chilena".
Pese a sucesivos informes de la ONU y de Amnistía Internacional que documentaban la existencia de instalaciones para la tortura en la Colonia, el Gobierno alemán observó en principio una conducta "protectora" hacia ese lugar y no "investigó" esas denuncias hasta 1987, admitía en su respuesta Exteriores.