Gobierno de EE.UU pidió tiempo al Congreso para demostrar denuncia de espionaje
El gobierno tenía plazo hasta este lunes para presentar las pruebas que confirmaran la acusación de espionaje de Trump contra Obama.
"El presidente usó las palabras 'pinchazo telefónico' con comillas para referirse, de forma amplia, a la vigilancia y otras actividades", aseguró el vocero Sean Spicer.
Obama negó haber espiado a Trump durante la campaña.
El Departamento de Justicia de EE.UU. pidió al Congreso un mayor margen de tiempo para aportar pruebas sobre la acusación del presidente, Donald Trump, a su predecesor, Barack Obama, de haber vigilado sus comunicaciones en la Torre Trump.
El Comité de Inteligencia de la Cámara Representantes había dado hasta el lunes para que el Gobierno presentara las supuestas pruebas, pero tras la petición del Departamento de Justicia amplió una semana más el plazo, hasta el 20 de marzo.
Ese día está previsto que el comité celebre su primera audiencia pública sobre la supuesta la supuesta injerencia de Rusia en los comicios a la Casa Blanca y los presuntos contactos de la campaña republicana con el Kremlin.
El presidente del comité, el republicano Devin Nunes, advirtió al Departamento de Justicia de que si vuelve a incumplir el plazo y no presenta las pruebas para ese entonces el panel podrá citar a comparecencias para recabar información.
Eso ocurrió precisamente el día en el que la Casa Blanca rebajó el tono sobre la denuncia hecha por Trump.
Su portavoz, Sean Spicer, argumentó que Trump no necesariamente se refería a un "pinchazo telefónico" como tal cuando utilizó precisamente estas palabras en su denuncia, sino a actividades de "vigilancia" en general.
"El presidente usó las palabras 'pinchazo telefónico' con comillas para referirse, de forma amplia, a la vigilancia y otras actividades", indicó Spicer.
Aunque Trump no ha ofrecido pruebas de su denuncia, sí ha pedido al Congreso investigar esa supuesta vigilancia de Obama, a pesar de que el expresidente ha negado haber ordenado tales actividades.
La ley estadounidense no permite a los presidentes ordenar escuchas telefónicas u otro tipo de vigilancia, sino que debe solicitar ese tipo de medidas a un tribunal y proporcionar una justificación para ello.