El 41 por ciento de los menores de edad ha vivido violencia en el pololeo
El control excesivo de la pareja, la manipulación y la invasión de la privacidad son parte de las conductas detectadas por un estudio de la PDI.
De 2.000 jóvenes encuestados, el 9 por ciento ha experimentado agresiones explícitas, desde empujones a golpes.
Un 25 por ciento de los varones y un 32 por ciento de las mujeres revelaron que sus parejas les "impiden ver a sus amistades"
Una encuesta realizada a nivel nacional por la Policía de Investigaciones detectó que el 41 por ciento de los menores de edad ha vivido situaciones de violencia en el pololeo.
Según informa El Mercurio, la PDI encuestó a 2.000 estudiantes de entre 11 y 17 años que han tenido por lo menos una relación amorosa. De los consultados, "un 32 por ciento admitió haber detectado señales de violencia, mientras que un 9 por ciento dijo haber vivido episodios de violencia explícita, desde empujones hasta golpes".
El subcomisario Hermann Melcherts, del Departamento de Acción Comunitaria de la PDI, comentó al diario que uno de los principales problemas para evitar estos casos es la normalización de las conductas que llevan a la violencia.
Los jóvenes "encuentran normal tener dependencia y control con los pololos (...) La necesidad de saber qué está haciendo, con quién está y qué hará, es una de las actitudes más comunes entre los jóvenes", explicó Melcherts.
El detective también apuntó a factores como la manipulación y la invasión de espacios privados, bajo conceptos como: "Lo mío es mío y si no es mío, no es de nadie".
Aislamiento del entorno
Un 25 por ciento de los varones y un 32 por ciento de las mujeres revelaron en la encuesta que sus parejas les "impiden ver a sus amistades"
"Uno de los riesgos que hay en la violencia es que la pareja maltratadora tiende a aislar a la víctima de su entorno social, de tal forma que la regulación social no pueda actuar", advirtió al matutino la directora del Centro de Estudios y Promoción del Buen Trato, Ana María Arón.
La experta resaltó que dicha regulación social es "la forma más efectiva de acabar con los malos tratos", pues el entorno cercano a la víctima puede detectar conductas impropias dentro de una relación e intervenirlas.