La historia de la censista de pelo rosado y bototos que se volvió viral
Ante las críticas al proceso, un usuario destacó a quienes aparecen en medio del "apocalipsis civil".
"Al menos, gracias a ella, mi esperanza es mayor que mi verguenza", dijo Óscar Salas, el autor de un particular relato que se masificó en las redes sociales.
Concluida la jornada del Censo, muchos se volcaron a las redes sociales para expresar su opinión respecto de este nuevo proceso abreviado, necesario para mitigar las falencias que dejó el realizado el 2012.
Críticas a la falta de preguntas sobre religión y/o mascotas, reclamos por voluntarios que no tocaron la puerta y dejaron citaciones, la molestia por no ser censados, fueron la tónica de los mensajes posteados en Facebook, Twitter y otras redes.
Entre estos relatos, el posteo de Óscar Salas sobre la censista de bototos y pelo rosado que lo visitó a altas horas de la noche ha acaparado una atención especial y se ha masificado rápidamente.
"A las 22:00 hrs sonó el timbre y era la censista. Una veinteañera de pelo rosado, falda ídem y bototos negros. Nos pide disculpas por la hora mientras nos cuenta que cuando leyó en Facebook que faltaba gente en la comuna salió de su casa a ofrecerse, tipo seis de la tarde. Resulta que de 120 inscritos originalmente, llegaron solo 20", narró el editor de Dogitia Editorial.
Lea también: ¿Qué ocurrirá con las viviendas que no fueron censadas?
"Si mañana jueves alguien anda hablando que el censo fue penca, que la organización es mala y que el gobierno aquí y allá, sepa que tiene merecida una patada en la raja. Porque aunque nadie duda que la crisis de las instituciones está instalada, esto nos recuerda que la vida en comunidad también lo está. Que no solo es el gobierno el penca, sino también la gente, y sobretodo la gente. Que ya no les importa nada lo que pase con el resto y que puede irse todo a la mierda si la culpa es de otro. Que tener deberes y cumplir compromisos ya no significa nada si lo único que vale es la apariencia", expresó Salas.
"Finalmente, en medio de todo este apocalipsis civil tienen que aparecer los outsiders, los marginados, los ninguneados. La gente de pelo rosado, tatuajes, sin título, ingreso estable ni valor comercial. La chica de bototos. La que pide disculpas por la hora cuando lo que hace es salvar el dia. Al menos, gracias a ella, mi esperanza es mayor que mi verguenza", remató.