Jefe mafioso aseguró que Berlusconi le pidió un favor y luego lo traicionó, según escuchas
Giuseppe Graviano fue captado en una conversación con un compañero de la cárcel en 2016.
Juicio busca esclarecer si el Estado emprendió una negociación con la mafia siciliana para detener la oleada de violencia.
Fiscalía de Palermo intentan confirmar los contactos entre las instituciones y los mafiosos.
Uno de los jefes de la mafia siciliana, Giuseppe Graviano, confesó que el ex mandatario Silvio Berlusconi le pidió un favor cuando este quería dedicarse a la política y que después le "traicionó", según unas escuchas recogidas en la cárcel donde se encuentra detenido.
La transcripción de estas escuchas durante una conversación con un compañero de la cárcel en 2016 han sido depositadas como pruebas en el juicio que se celebra desde hace años en Palermo (Sicilia) para esclarecer si el Estado emprendió una negociación con la mafia siciliana (Cosa Nostra) para detener la oleada de violencia que conmocionó al país en la década de los noventa.
"Berlusca me ha pedido ese favor. Por eso había prisa. Estaba convencido que ganaba las elecciones en Sicilia (...)", explicaba Graviano a su compañero de paseo en el patio en la cárcel de Ascoli Piceno, según los documentos de la fiscalía parlemitana de los que se hacen eco los medios italianos.
Graviano, en esa época jefe de Cosa Nostra en el barrio palermitano de Brancaccio, también se refiere a Berlusconi cuando dice: "Hace 25 años me senté contigo. Te he dado bienestar, pero a mi hace 24 años me pasó esta desgracia, me arrestan, ¿y tú ahora me apuñalas?".
A su compañero de paseo continúa contando: "Cuando (Berlusconi) se hizo con un partido en el 94 se emborrachó y pensó: 'No quiero compartir esto con quien me ha ayudado'. Se distanció y ha sido un traidor".
"A las prostitutas les das dinero cada mes. Y yo, te he esperado hasta ahora, que tengo 54 años, los días pasan, los años pasan y me están dejando morir en la cárcel", se lee en las transcripciones.
Los fiscales de Palermo intentan confirmar los contactos entre las instituciones y los mafiosos, incluido el periodo de entrada en la política de Silvio Berlusconi con su partido Forza Italia en 1994.
En este proceso se sientan en el banquillo miembros del Gobierno y de las fuerzas del orden junto con los jefes mafiosos de aquellos años.
Los 10 imputados son el entonces ministro del Interior y ex presidente del Senado Nicola Mancino; el ex senador Marcelo dell'Utri, brazo derecho de Silvio Berlusconi, y los antiguos responsables del cuerpo especial de los Carabineros, los generales Mario Mori y Antonio Subranni, además del ex general Giuseppe De Nonno.
A ellos se unen también los jefes mafiosos que aterrorizaron a Italia, Salvatore 'Totó' Riina, su estrecho colaborador Giovanni Brusca, el que fuera su médico personal Antonino Cinà y el mafioso Leoluca Bagarella.
El décimo imputado es Massimo Ciancimino, hijo de Vito Ciancimino, alcalde de Palermo, que con sus revelaciones y documentos heredados de su padre ha hecho que los jueces contasen con pruebas para reabrir el caso.
Excepto Mancino, acusado de falso testimonio, y Ciancimino, de asociación mafiosa, los otros imputados tienen que responder a los cargos de violencia o amenaza al Estado y de favorecer a Cosa Nostra.