La columna de Aldo Schiappacasse: Dos semanas que conmoverán al mundo

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Autor: Cooperativa.cl

El sábado arranca la Copa Confederaciones en San Petersburgo.

 @AldoRomuloS

El problema de San Petersburgo por estos días es que no sabe cómo conmemorar cien años de historia. Entre 1917 y 1918 pasaron muchas cosas en la entonces Petrogrado, la capital de la Rusia imperial. Por lo pronto, se produjeron en esta ciudad los 10 días que conmovieron al mundo, cambiaron los equilibrios políticos del planeta y dieron paso a una revolución que durante casi todo el siglo XX avivó una utopía que terminó por derrumbarse.

Para el ruso de la calle la cosa no tiene demasiada importancia. Cuando llegue octubre habrá un pensamiento para lo que pasó y darán vuelta la hoja. El asunto es para los veteranos, para los colegios y para el Gobierno. ¿Qué hacer con la revolución soviética?

Pues la respuesta pareciera ser la misma que con otros eventos: ignorarla. Pasó, por ejemplo, con el centenario del asesinato de uno de sus personajes más representativos, como es Rasputín. El museo Yusupov hizo una muestra especial, pero para el célebre brujo que fue amparado por la familia del zar tampoco hubo conmemoraciones. Tampoco tumba que recordar, ya que tras su tormentosa muerte -lo envenenaron, le dispararon dos veces, lo asfixiaron, le pegaron en la cabeza y luego lo arrojaron a las frías aguas del Neva- su cuerpo fue exhumado y quemado, sus cenizas esparcidas en un bosque y su memoria arrancada del pueblo soviético que iniciaba una nueva marcha.

Distinta suerte correrá, aparentemente, la familia del Zar, reivindicada por la iglesia ortodoxa y por las autoridades políticas. Cuando el próximo año se cumpla el centenario de su fusilamiento, habrá actos especiales en la Catedral de San Pablo, donde descansan los restos de Nicolás. Entre los visitantes siempre hay atención para Anastasia, la princesa sobre la cual se construyó el mito de la supervivencia, hasta transformarla en un personaje de ficción universal.

Mañana aquí, en esta luminosa ciudad, se dará inicio a la Copa Confederaciones en el estadio Krestinski, el más caro del mundo. Lo harán con una ceremonia inaugural que apelará a la historia, a las artes y a la belleza, tres carácterísticas típicas de Leningrado. Y que deberían dar el sello a una competencia a la cual Chile llega ineludiblemente entre los favoritos. Si pasa de primera fase, vendrá a San Petersburgo, a encontrarse con las noches blancas, con rivales calificados y con la vara de su propia leyenda.