La columna de Aldo Schiappacasse: El Monumental debe ser sancionado

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Autor: Cooperativa.cl

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Si el Superclásico se jugó, fue gracias a Johnny Herrera. Para los tiempos que corren, si cualquier jugador de cualquier equipo hubiera recibido un proyectil antes del pitazo inicial provocándole una herida cortante que requirió de atención médica, el espectáculo hubiera sido dantesco. Después de varios revolcones y asambleas, con la herida expuesta abiertamente, el juez del partido debería haber tomado una decisión: suspender. Y se habrían evitado el bochorno.

El arquero azul está más maduro y más equilibrado que la inmensa mayoría de sus colegas, lo que lo llevó a denunciar el hecho al árbitro, mostrar su herida, ser atendido y volver sin mayor aspaviento al sitio del suceso, mientras sus compañeros le pedían a Los de Abajo que no repitieran la gracia con Orión. Roberto Tobar, el árbitro, debería consignar el hecho en su informe, porque si no lo hace, estaría cayendo en la complicidad abusiva de todos quienes fomentan la violencia.

En ese acápite entran, en este partido, los palurdos que autorizaron nuevamente el ingreso de barristas con extintores a la cancha del Monumental, convirtiéndolos en provocadores cobardes y nefastos, bromistas al peo, camorristas por encargo. Doy por hecho que la dirigencia alba prestó su aval, pero no tengo claro si con el consentimiento de Estadio Seguro, la fuerza policial o alguna autoridad política. Si así fuera, hay dos caminos. O lo sumamos generosamente a la serie de lamentables desaciertos cometidos con el banderazo y el arengazo -una suma perfecta de desatinos desconcertantes de la Intendencia- o solicitamos la renuncia del funcionario que permitió que tamaño despropósito se consumara.

Los jugadores se comportaron a la altura de las circunstancias, con la excepción minúscula de Pinilla que le propinó un patadón inexplicable y artero a Valdivia cuando la leche ya estaba cocida. Y Tobar sacó adelante el partido con honores. El balance policial fue positivo, pero si dejamos pasar impunemente estos dos hechos -en mi criterio, graves- las felicitaciones no tendrán cabida. La agresión a Herrera tiene que ser denunciada y los responsables de los hinchas provocadores en la cancha identificados. No hay más salida.