La columna de Pelotazo: Cómo debe jugar Colo Colo

El técnico Pablo Guede no convence a algunos hinchas de Colo Colo. Mejor dicho: algunos fanáticos no soportan al DT. Esto no tiene que ver con caer bien o mal, sino que las decisiones que toma el argentino alteran a los seguidores del "Cacique".

Pide a Oscar Opazo como refuerzo y no lo cita. Lo cita y hace dos goles. A Gonzalo Fierro no lo cita siendo un referente del club. Debutó hace 15 años en el equipo, no es cualquiera. Ante San Luis estuvo citado porque había más lesionados que en una clínica.

Lo de Octavio Rivero es una teleserie mala y triste. No lo dejaron partir del club y ahora no lo citan. Pudo haber molestado que "se bajara" del partido con O’Higgins, pero fue honesto. Es mejor un jugador que exprese lo que siente a otro que se quede callado y haga jugar al equipo con 10 jugadores.

Lo mencionado en los párrafos anteriores es una guinda al lado de lo que ocurrió en el torneo pasado. Colo Colo tenía la primera opción de ser campeón y se farreó esa oportunidad. Más encima quien aprovechó el declive fue Universidad de Chile, lo que agrandó el problema.

De esta forma el paso del entrenador por Macul es una bola de nieve que disminuye o se acrecienta con los resultados, se supone. El 4-1 a Universidad Católica en la Supercopa fue un título que dejó atrás el 1-4 ante La Serena por Copa Chile. El 4-0 a los papayeros dejó atrás el 0-0 con Antofagasta. El 4-1 a la U dejó atrás el 1-1 con Palestino y la caída 2-1 ante Universidad de Concepción en el Monumental. Lo cierto es que no te puedes pasar la vida así. Es desgastaste y no va acorde a la historia exitosa de los albos.

De los últimos 21 partidos de Colo Colo, sólo una vez logró dos victorias consecutivas: la ya mencionada goleada a los serenenses y el 3-1 a O’Higgins por el Torneo de Transición. Un dato decidor, que desconozco si lo sabe Guede, pero que sirve para plantearse cambios.

"El 'Cacique' tiene que jugar siempre al ataque en Chile" o "no podemos salir a defendernos ante ningún rival en Chile". Esas frases de hincha albo, que he escuchado varias veces, están cargadas de orgullo por ser seguidor del equipo más ganador de nuestro país.

Sin embargo, la vida cambia y los tiempos cambian. Hace 25 años los equipos de regiones venían a Santiago a colgarse del travesaño y un empate lo celebraban como la Copa Libertadores. No todos, pero la mayoría. Si ustedes vieron un equipo de Andrija Percic o de Oscar Malbernat, por dar dos nombres, me van a entender.

Desconozco si fue con la llegada de Marcelo Bielsa al país en 2007 o con algún otro hecho, pero de un momento a otro los rivales se empezaron a atrever, a salir de la cueva y a enterarse que existía otro arco. Entonces los equipos grandes empezaron a empatar y perder como local con más frecuencia.

Guede o el entrenador que sea no puede hacerse cargo de la historia completa de Colo Colo. Si los albos en los '80 le anotaban seis u ocho goles a los canarios, no significa que ahora debe ser igual. El rival mejora, el rival tiene derecho a avanzar, a crecer. Miren a las selecciones, miren a Venezuela.

Es en ese momento donde podemos ver al cacique dando la iniciativa a San Luis como local, anotándole tres goles, llegando siete veces más al arco contrario y borrando al forastero.

"Es que Colo Colo no puede jugar así, menos en el Monumental", dirá alguno. Bueno, pesque el FIFA o el PES y hágalo jugar como usted quiera. Pero acá hay que ser campeón, hay que clasificar a la Copa Libertadores, un entrenador quiere demostrar sus capacidades y los rivales no son "de palo".

Si el Cacique juega el resto del Transición como enfrentó a San Luis y sigue ganando, ya estará solucionando el problema más grande que tiene. Porque el descontento de los hinchas se acaba con triunfos, y los que sigan enojados, problema de ellos.