La columna de Aldo Schiappacasse: ¡Abran el bar, que tenemos copa!
Revisa el artículo del comentarista de Al Aire Libre en Cooperativa.
Colo Colo ya está clasificado. El cálculo es simple: debería ganarle los seis puntos a Delfín, los tres a Bolívar y haría 10, lo que le permitiría afrontar el duelo con Atlético Nacional con la tarea hecha. Bolívar, aún ganándoles a los colombianos en La Paz, llegaría a ocho. Allí está la importancia del punto ganado en Bolivia, que fue justo y casi mezquino, porque los de Guede jugaron mejor en el segundo tiempo, después de arrancharse en el primero.
Lo de la Universidad de Chile es distinto. El grupo es muy difícil y sumar por lógica o localía es altamente complejo. El partido en Río de Janeiro es lo mejor que ha hecho un equipo chileno desde hace mucho rato y demuestra que el debate sobre el juego debería darse en la dinámica y la presión más que en los aspectos ofensivos que heredaron Bielsa y Sampaoli. Los azules no fueron un equipo de ataque, pero ante Vasco da Gama brindaron un ejercicio táctico y físico notable, que deberán repetir y mejorar cuando jueguen en casa ante Racing y Cruceiro.
Con dos visitas exitosas, los clubes locales nos devolvieron el optimismo y el orgullo, disipado en tantos malos ratos recientes, pero la reflexión debería darse en que este semana Colo Colo y la U jugaron como escasamente pueden hacerlo en casa, ante rivales que los obligan a su mejor esfuerzo, a correr y a planificar con rigor, porque en el torneo local alcanza con muy poco. Esa es la importancia de la medición internacional y, por ejemplo, el factor que falta para aquilatar adecuadamente el fútbol de Beñat San José en la Católica.
Lo que nunca sabremos cabalmente es lo de Aníbal Mosa, en mi criterio un incidente anecdótico y risible porque, objetivamente, nadie espera ni comportamiento ni mesura del timonel de Colo Colo, que pidió que le abrieran el bar en Calama tras la victoria de la U. ¿Para festejar o para olvidar el resultado? En la insólita medición de autoridad del timonel con el nuevo intendente en un ascensor hotelero tuvimos una nueva demostración de la trivialización de los conflictos que es el sello registrado de la actual administración del Cacique. Dicho sea de paso, en la reyerta calameña quien acompañaba al presidente era Fernando Monsalve, el mandamás de la Corporación y, hasta hace no mucho, la contención institucional.
Si los dos grandes apelaron a exitosos sistemas distintos en el plano internacional, ahora que vuelve el torneo lo más seguro es que volvamos a lo de siempre: el esfuerzo mínimo, el trote abúlico, la explicación cariñosa. Y eso si obligaría a que abrieran de nuevo el bar.