La liga griega se reanudará con condiciones: Equipos infractores arriesgan el descenso
Todos los equipos deberán responsabilizarse por la conducta de sus hinchadas.
El comportamiento de dirigentes que incite a la violencia también será castigado.
La liga de fútbol griega, suspendida desde hace tres semanas luego de que el presidente de PAOK de Salónica invadiera una cancha armado, se reanudará este sábado después de que la Superliga aceptara una serie de condiciones impuestas por el Gobierno.
El ministro de Deportes, Yorgos Vassiliadis, anunció este martes en un comunicado de prensa que tras la aceptación unánime por los 16 clubes que conforman la Superliga de las condiciones impuestas, se levanta inmediatamente la suspensión de los partidos de fútbol profesional.
Entre las medidas figura que a partir de ahora la policía tan solo velará por la seguridad fuera de los estadios, y serán los clubes los que deberán responsabilizarse de la calma en su interior.
Todo club que haya sido condenado durante al menos tres veces en una temporada por un tribunal deportivo por comportamiento violento de sus aficionados, descenderá automáticamente a segunda división.
Si los altos cargos de un club hacen declaraciones a los medios que fomentan la violencia, el club será sancionado automáticamente.
Aunque en los últimos meses se habían multiplicado los incidentes en los estadios, la decisión de suspender la liga se tomó después de que en el encuentro entre el PAOK Salónica y el AEK Atenas, el presidente del PAOK, Ivan Savvidis, invadiera el césped armado con una pistola.
La invasión del terreno de juego del Estadio Tumba ocurrió justo después de que el árbitro Kominis anulara por fuera de juego un gol del PAOK, en el tiempo agregado, lo que le hubiera quitado el liderato.
En los próximos días se espera que la FIFA decida si excluye sobre la participación de los equipos griegos de competiciones europeas e internacionales.
Hace dos años el Gobierno ya interrumpió durante varias semanas los campeonatos profesionales de fútbol griegos tras un enfrentamiento entre hinchas de Panathinaikos y Olympiakos, que impidió que se disputase el clásico.