Congregación anunció investigación tras denuncia contra religiosa por abusos sexuales
La denuncia fue realizada por la ex religiosa Consuelo Gómez.
Una nueva denuncia de abusos sexuales en la iglesia, ahora surge en torno a la congregación de las Hermanas del Buen Samaritano de Molina, región del Maule.
Consuelo Gómez fue religiosa de esa agrupación desde los 18 años y estuvo ahí hasta el año 2017. La mujer relató que prohibían el contacto con gente del exterior y que el miedo cundía. En las labores de atención a adultos mayores y enfermos prácticamente no tenía descanso, según comentó.
El año 2000, la congregación la envió a España, según desliza ella, como consecuencia de haber tenido contacto con su familia tras la muerte de su abuelo. La llevaron al doctor, luego de tener problemas derivados de una depresión producto del fallecimiento.
Estando en España, acusa haberse sentido como esclava, con turnos sin descanso para atender a sacerdotes y enfermos, así como también por presenciar escenas de acoso de los prelados.
En ese marco, Gómez afirmó haber sido víctima de abusos por parte de una monja superior a ella, chilena. "Para empezar a consolar (por su situación de depresión) se fue al extremo. Tocaciones y abuso en sí (...) abusos, tocaciones indebidas, se me tiró encima".
La mujer informó al nuncio apostólico Ivo Scapolo de "todo lo que estaba pasando y lo que me había pasado a mi. Se lo dije en el 2016 y el me dijo 'vas a tener que tener ayuda psicológica y psiquiátrica".
La reacción de la congregación
La Congregación de las Hermanas del Buen Samaritano emitió un comunicado informando que "manifestamos con dolor que conocíamos el relato de los graves hechos ocurridos al interior de nuestra comunidad religiosa".
"Las medidas que tomamos y la actitud que tuvimos entonces no estuvieron a la altura de nuestra misión y vocación, a imagen de Jesús. Debimos acoger y acompañar, y no lo hicimos. Debimos disponer garantías para que estos hechos no se repitieran, y tampoco lo hicimos en su momento", añade el documento.
En el texto se pide perdón a Consuelo Gómez Pinto, "sabiendo que esta petición por sí sola no repara el daño causado".
Además, anuncia que la madre general, Patricia Ibarra Gómez, ha tomado una serie de medidas, que incluyen "la instrucción de una investigación canónica para revisar las situaciones denunciadas. También se ha tomado contacto con el Consejo Nacional de Prevención de Abusos y con la Comisión Diocesana de Prevención para abordar adecuadamente estas situaciones tan terribles y dolorosas, y se trabajará un protocolo de prevención de situaciones abusivas de toda índole".
En tanto, Claudia Leal, teóloga de la Universidad Católica, comentó que "es evidente que vamos a empezar a conocer casos de los grupos más invisibilizados, como las mujeres. Yo me lo esperaba, es evidente que las mujeres en la iglesia también sienten el eco de esta sensibilización y de esta nueva empatía de parte de los varones, de las instituciones y de las mismas mujeres".