Diego Schwartzman: Contra Nadal siempre he tenido opciones
El argentino tiene fe para su duelo contra el rey de la arcilla en Roland Garros.
"¿Ha oído hablar de David y Goliat?", respondió el argentino Diego Schwartzman (12°) a la pregunta de cómo un tenista de 170 centímetros pudo remontar dos sets en octavos de final de Rolang Garros al gigante sudafricano Kevin Anderson (7°).
El "Peque", como se conoce al menudo tenista, no le tiene miedo a nada, ni siquiera al español Rafael Nadal (1°), el rey del torneo, su rival por un puesto en semifinales, contra quien nunca ha ganado en cinco ocasiones, pero ante el que, dijo, siempre tuvo opciones de ganar.
"Creo que contra él siempre tengo oportunidades. No las he aprovechado pero creo que las he tenido en cada partido", analizó el trasandino.
Especial importancia el duelo que mantuvo hace unas semanas en el Mutua Madrid Open, con 6-3 y 6-4 para el mallorquín. "Pero en el segundo set sentí que podía alargar más el partido. No sé si ganarlo, pero hacer más", dijo.
Sin olvidar que en el pasado Abierto de Australia le ganó un set. "Tuve muchas opciones de hacerle otro break. Cierto que era en cemento, pero los dos jugamos como si fuera polvo de ladrillo", indicó.
Aquel fue el único set que le ha ganado al español, pero su fe es inquebrantable.
"Si no creo que puedo ganar no salgo (...) Tengo que salir al ciento por ciento para vencerle, pensar que puedo ganar y olvidarme de lo amables que han sido conmigo", aseguró el de Buenos Aires, que el mes pasado pasó unos días en la academia balear de Nadal.
Schwartzman reconoció que Roland Garros es "la segunda casa" de Nadal, pero no por ello se viene abajo.
Así se aferró al duelo contra Anderson cuando perdía dos sets a cero y el sudafricano servía en el tercero para vencer. No se derrumbó para conseguir sus primeros cuartos en París, los segundos en un grande en su carrera, una victoria que sitúa "muy arriba" en su currículum.
"No me esperaba empezar así. Venía con mucha confianza de mis tres primeros partidos, pero las cosas no salían como las había planificado. Le atacaba y se defendía bien", señaló.
"Pero cuando había perdido los dos primeros sets me decía que tenía que seguir jugando igual, que si no bajaba mi ritmo podía ganarlo", afirmó.
En el tercer set elevó el nivel, pero aun así Anderson "seguía siendo superior", hasta que su confianza se quebró tras no aprovechar su primera oportunidad de cerrar el partido con su servicio.
"Se fue cansando un poco, perdiendo precisión y fui aprovechando para tener oportunidades", comentó.
La fe inquebrantable le dio la victoria. Y un impulso para afrontar al nuevo Goliat que le aguarda en cuartos: "Ya tenía mucha confianza, pero ahora sé que puedo aguantar bien, que puedo estar horas sobre la pista y jugar hasta cinco sets".