Michel Temer es el presidente más impopular de Brasil desde el fin de la dictadura
El mandatario registró un 3 por ciento de aprobación entre los brasileños.
La popularidad del presidente se vio afectada por el paro de camioneros, que provocó el desabastecimiento de combustibles, alimentos e insumos.
El 82 por ciento de los brasileños considera el gobierno de Temer malo o pésimo.
El presidente Michel Temer es el mandatario más impopular de Brasil desde el fin de la dictadura, con tan sólo un tres por ciento de aprobación y un 82 por ciento de rechazo a su gestión, según una encuesta de Datafolha divulgada este domingo en exclusiva por el periódico Folha de Sao Paulo.
De acuerdo con el estudio, la impopularidad de Temer aumentó por la crisis provocada por la huelga de los camioneros que paralizó a Brasil entre el 21 y el 31 de mayo debido al desabastecimiento de combustibles, alimentos e insumos, y al lento crecimiento de la economía.
El 82 por ciento de los brasileños considera el gobierno de Temer malo o pésimo, tasa que aumentó 12 puntos desde el último sondeo realizado por la firma en abril, cuando el presidente fue rechazado por el 70 por ciento, lo que lo convierte en el mandatario más impopular desde la redemocratización de Brasil, según Datafolha.
De todos los presidentes que han gobernado a Brasil desde el fin de la dictadura en 1985, Temer tiene el mayor índice de rechazo, seguido por Dilma Rousseff con un 71 por ciento; Fernando Collor de Melo, con un 68 por ciento; y José Sarney, también con un 68 por ciento.
El estudio, realizado entre el 6 y 7 de junio, tras la huelga de los camioneros, señaló que sólo el tres por ciento de los brasileños consideran óptima o buena la gestión de Temer y otro 14 por ciento cree que su gobierno es regular.
La investigación también mostró que las Fuerzas Armadas continúan como la institución en la que más confía la población, aunque el índice pasó de un 43 por ciento en abril a un 37 por ciento en esta última encuesta.
Los índices de credibilidad más bajos se registraron para los partidos políticos, con un 68 por ciento; el Congreso, con 67 por ciento; y la Presidencia, con 64 por ciento.