Vaticano condenó a cinco años de cárcel a sacerdote por posesión de pornografía infantil

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EFE

Además, el sacerdote Carlo Capella deberá pagar una multa de cinco mil euros.

El imputado pidió disculpas y solicitó que el hecho fuera visto como un "incidente en el camino de su vida sacerdotal".

 EFE (Referencial)

El sacerdote fue procesado por posesión de pornografía infantil, y la cesión e intercambio de este material audiovisual.

El tribunal del Vaticano condenó a cinco años de prisión y una multa de cinco mil euros al sacerdote Carlo Alberto Capella, ex consejero de la Nunciatura en Washington, por posesión e intercambio de material de pornografía infantil.

El fiscal del Vaticano, Gian Piero Milano, había pedido una pena de cinco años y nueve meses, además de el pago de una multa de diez mil euros, mientras que la defensa había solicitado la pena mínima sin detallar el número de años.

La fiscalía argumentó que Capella debía ser condenado porque se había demostrado que poseía "una enorme cantidad" de fotos, vídeos, y también dibujos manga, con imágenes de menores en actos sexuales explícitos.

Milano pidió a los magistrados no distinguir entre las imágenes verdaderas y los dibujos, pues, en su opinión, el contenido era lo realmente importante.

Los cargos en contra de Capella

Los cargos por los que el sacerdote fue procesado fueron: posesión de pornografía infantil, cesión, e intercambio de material audiovisual.

Capella consultó en diversas ocasiones estos contenidos, por última vez en octubre de 2017, según la acusación, por lo que la parte demandante señaló que en este caso no se estaba hablando de "una captación casual de material".

La defensa por su parte rechazó que el tribunal pudiera aplicar el agravante de "enorme cantidad" de imágenes de pornografía infantil, ya que en la ley italiana este concepto implica más de un centenar de material audiovisual, y el imputado solo tenía alrededor de 40 archivos.

"Un problema psicológico"

La Defensa consideró que los comportamientos de Capella "no son señal de peligrosidad sino de un problema psicológico" y para demostrarlo adjuntó un informe que explicaba que Capella "no ha revelado tendencias a la pedofilia o parafilia, sino que sufre problemas de tipo psicológico relativos a su fragilidad".

Capella tuvo oportunidad de dirigirse al tribunal, aseguró que estaba arrepentido y que esperaba que esta situación fuera considerada "un incidente en el camino de su vida sacerdotal".