El almanaque mundialiero de Aldo: El primer futbolista-comentarista dejó a su equipo botado

Publicado:
- Periodista Radio:
Por Aldo Schiappacasse

Revisa el anecdotario preparado por el comentarista de Al Aire Libre en Cooperativa.

Por Aldo Schiappacasse, @AldoRomuloS

Ahora que ya terminó el Mundial, podemos contar la historia del primer futbolista que comentó un partido. Y que para hacerlo debió dejar botado a su equipo. El hombre se llamaba Benito Carvajales, un legendario portero que disputó la Copa del Mundo de Francia 1938. Pero momento, que la historia es larga.

Aquel mundial debía jugarse en Argentina, pero las naciones europeas no estaban convencidas del largo viaje hasta Sudamérica. Eligieron a Francia y, como excusa, señalaron que era a modo de homenaje a Jules Rimet, el francés presidente de la FIFA.

Los argentinos renunciaron a participar, arrastrando consigo a México, Estados Unidos y El Salvador, pero ni Brasil ni Cuba decidieron sumarse al boicot. Brasil llegó como candidato, pero los cubanos, que jamás habían sido buenos, debían jugar en eliminación directa con Rumania en Toulouse. El partido terminó 3-3, y Cuba tuvo entre sus figuras al arquero Benito Carvajales.

Como se estilaba en esa época, debía jugarse un desempate dos días después, pero esta vez Carvajales no estaría en el arco. Horas antes del pleito, el futbolista aceptó una invitación de una radio cubana que estaba en Francia para comentar el partido… de su propio equipo.

El entrenador no estuvo de acuerdo, pero presiones de los dirigentes lo obligaron a designar a Juan Ayra, el suplente, para tan importante partido. Tan mal no les fue: Cuba se impuso por 2-1, con buena actuación del reemplazante, y pasó a la siguiente fase.

Cuba pasaba a segunda fase -en lo que sería su única participación en un Mundial- para enfrentar a Suecia. Carvajales esta vez eligió jugar, sacrificando su incipiente labor comunicacional. Se equivocó medio a medio, porque los suecos ganaron 8-0. Ni sus amigos relatores lo salvaron de las críticas. Es más fácil, por supuesto, estar detrás del micrófono.