La bitácora de viaje de Aldo Schiappacasse desde Sapporo: Bruce Lee no era japonés

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- Periodista Radio: Por Aldo Schiappacasse

Revisa la columna del comentarista de Al Aire Libre en su cobertura de la selección.

Por Aldo Schiappacasse, @AldoRomuloS

Arturo Vidal llegó con una camiseta de Bruce Lee a Sapporo, imagino que como una manera de homenajear la cultura marcial japonesa, quizás sin saber que Bruce era estadounidense y de origen chino. O tal vez sin querer hacer mención alguna al tema. El karate es japonés, por cierto, pero las variantes estilísticas son muchas.

El karaoke también es japonés, como Mario Bros y Pokemón. El animé y el manga. Kawabata, Miyazaki y Miyamoto, aunque mi favorito sea Osamu Tesuka, el inventor de Kimba, el león blanco, además de Astroboy y La princesa caballero. Godzilla, el monstruo máximo de la historia del cine y una airada condena a la política nuclear que tiene a Japón como única víctima de toda la historia. Por partida doble.

Los emojis son japoneses, me dicen. Y Toshiro Mifune, un inmortal actor que engalanó una película maestra como "Los 7 samurais", del gran Akira Kurosawa. Podríamos seguir con el aporte de la nación del sol naciente a la cultura occidental, con la cinta de vídeo (¿VHS o Beta?) o el Nintendo. Pero, dejémoslo bien en claro, Bruce Lee no era japonés, como sí lo es Oliver Atom, que seguramente habría lucido Alexis Sánchez en la camiseta si hubiera venido a la gira.

Japón es tierra hostil para la selección chilena. El 2008 empató a 0 en Tokio y un año después perdió 4-0 en Osaka, con Marcelo Bielsa en la banca. El maestro, que tiene un admiración sin límites por esta cultura milenaria, se enojó aquella vez porque tuvo un problema dental inesperado, lo que empañó aún más la presentación de la Roja en estas tierras.

Un solo nombre se repite de aquellas alineaciones y es el de Gary Medel, que hace una década las hacía de lateral derecho. Estaba también Rubio, pero ese era Eduardo y el de ahora es Diego, su hermano. Eran los años en que Arturo Vidal aún no convencía del todo al rosarino, que tuvo una de sus más amargas noches en esa goleada. Ahora Chile juega 4-3-3, pero no enfatiza la doble punta y no apuesta al riesgo. En todo caso, sería la oportunidad para ver finalmente el trío de volantes con el Pitbull, Charles y el Rey.

Chile ha crecido, tanto que se presentará con el plantel más alto de toda su historia en Sapporo. Por uno de esos contrasentidos que cuesta explicar, ganamos dos Copas América con equipos pequeños y veteranos. Ahora, jóvenes y grandes, tendremos que comenzar a justificar el cambio con sólidas actuaciones, para encantarnos con esta nueva selección. Porque no siempre el tamaño es lo que vale.