La columna de Ernesto Contreras: Juegos Mentales

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Por Ernesto Contreras

Nurmagomedov y McGregor tuvieron su primer frente a frente y el irlandés se robó la película.

Por Ernesto Contreras, @contrerasdelzo

La pelea más grande en la historia del UFC ya se vive. El choque entre el campeón invicto ruso, Khabib Nurmagomedov, y el ex monarca de dos divisiones, Conor McGregor, está a la vuelta de la esquina y ambos peleadores tuvieron su esperado primer frente a frente en Nueva York.

El Radio City Music Hall fue el escenario de este encuentro que estuvo lleno de insultos y amenazas por parte del irlandés, quien incluso se dio el lujo de beber su whisky "Proper 12" durante la conferencia de prensa.

"Volví para acabar con esta rata, con esta sabandija. Un tipo rudo en grupo pero que se acobarda cuando está solo. Volví por amor a la guerra, disfrutaré mucho dándole una paliza a esta rata con quijada de vidrio", aseguró el oriundo de Dublín.

Vestido con un riguroso negro, Nurmagomedov mostró en su rostro las marcas del duro campamento que lleva adelante para el combate más grande de su carrera.

Con un impresionante récord invicto de 26-0, el campeón daguestaní dejó en claro sus intenciones para el próximo 6 de octubre.

"Voy a aplastarlo. Voy a convertir a McGregor en una persona humilde. Ya sabemos que cada vez que se cansa tapea como una gallina. Tú vienes aquí por el dinero, yo vengo por el legado. Te voy a devolver al boxeo", apuntó el campeón.

Célebre por meterse en la cabeza de sus oponentes, "The Notorious" pareciera no tener la llave para entrar a la mente de Khabib y eso puede suponer una desventaja para el retador. Sin ir más lejos, en el año 2015 afectó tanto la emocionalidad del campeón invicto brasileño José Aldo que solo le bastaron 13 segundos para derrotarlo.

Ahora, la situación es otra. Nurmagomedov no entró en las provocaciones del irlandés durante el careo, y se mantuvo imperturbable cuando este se burló de su religión y de su padre. De hecho, a ratos parecía que la indiferencia del ruso afectaba más al irlandés, quien se vio sobreactuado mientras empleaba su clásico trash talk.

Tras resistir 35 minutos de ataques verbales, el ruso dejó un mensaje que McGregor no debe olvidar. "Mi padre me enseñó a respetar y a no darme por vencido. El 6 de octubre le voy a enseñar a respetar a la gente", cerró el campeón invicto.