El técnico que vive detrás de la tribuna
El periodista de Al Aire Libre en Cooperativa Leonardo Burgueño te cuenta la historia de "El Bigotón" Vicó.
Por Leonardo Burgueño, @LeoBurgueno. Fotos: Clarín.
El hombre flaco, de físico de cómics, de bigote grueso, un estilo Don Ramón y Eber Ludueña, no sabe de problemas de tránsito para ir a trabajar. Sale de su casa, camina entre "60 o 70 pasos", como él mismo lo remarca, y está adentro del estadio de Brown de Adrogué. Su lugar en el mundo. No sólo para ejercer como entrenador sino también para vivir.
Se llama Pablo Vicó, más conocido como "Don Ramón" o "El Bigotón". Es el técnico del equipo de la B Nacional argentina (eliminó a Independiente en la Copa Argentina), lleva nueve años en el cargo, es el DT que más tiempo lleva dirigiendo en tierras trasandinas y vive detrás de una de las tribunas del recinto. Sí, leyó bien, su casa está ubicada en el mismo "Lorenzo Arandilla".
Su historia es de novela. Nacido hace 62 años en el barrio porteño de Parque Patricios, se crió con la ilusión de ser un centrodelantero. Hizo su carrera en Temperley, pero una lesión lo marginó del fútbol profesional.
Dos décadas en el club
Después de muchas vueltas, llegó hace 20 años al humilde club de Adrogué (23 kilómetros al sur de la capital argentina) para ser el encargado de tomar las reservas para las canchas de tenis y el responsable el casino de la institución. Justamente hoy ese casino (buffet, del otro lado de la cordillera) se llama "Pablo Vicó" y allí es donde se juntan todas las semanas los futbolistas para comer el asado con… Pablo Vicó.
Dos décadas lo fueron acercando de nuevo al fútbol. Primero a cargo de la división más chica de las divisiones formativas, ya después con categorías más grandes hasta que en 2005 tiene su primer interinato.
Sin embargo, el hombre que vivía detrás de la tribuna tuvo que esperar cuatro años. En 2009 no aguantó más y fue a pedir la oportunidad. No salió nunca más del primer equipo, con dos ascensos, un descenso y un infarto en el medio.
Porque en 2015 tuvo una grave descompensación tras la muerte de su hijo de 40 años (iba en su auto cuando fue embestido por una camioneta que escapaba de la policía).
Pero volvió y ese mismo año logró su segundo título que lo tiene hasta el día de hoy en la segunda categoría del fútbol trasandino.
El "Ferguson" del ascenso
Sus jugadores dicen que muchas veces llegan al entrenamiento y lo encuentran barriendo. Es que el hombre se preocupa de dejar limpia su casa, que es de dos ambientes, es parte de la concentración del club, e incluso tiene un camarote en el living. "Yo me la paso acá y siempre vestido con ropa del club. No soy de los técnicos que andan elegantes", remarca siempre.
Con el escudo de Brown de Adrogué (Brón para él y para los hinchas) tatuado en el bíceps derecho, el hombre no se ve fuera del club. "Una vez fui a ver al presidente para renunciar. Al final los dos terminamos llorando y me quedé", aunque inmediatamente aclara que "si repasan las estadísticas, salvo un mal semestre que nos hizo descender en 2014, después nunca bajé del quinto puesto".
Ese es Vicó, "Don Ramón" o "El Bigotón". El "Ferguson" del ascenso argentino (el domingo cumplió 400 partidos en primera). Un hombre de andar desgarbado. De cabellera casi siempre despeinada. Como salido de una novela de Osvaldo Soriano, Eduardo Galeano o Eduardo Sacheri. Ese mismo que, como encargado del casino del club, solicitó diez partidos para que lo evaluaran. Lleva casi 10 años en el cargo y, sobre todo, miles de historias.