Japón: Prominente sacerdote sintoísta renunció tras criticar a la familia imperial
Kunio Kohori era el máximo responsable del controvertido santuario tokiota de Yasukuni.
Acusó a Akihito de "alejarse" del templo y de intentar "aplastarlo" con su desinterés.
El máximo responsable de un polémico santuario sintoísta de Japón ha decidido renunciar al puesto tras conocerse declaraciones suyas en las que critica a la familia imperial, según recogen este jueves medios locales.
Kunio Kohori, de 68 años, es el máximo sacerdote del santuario tokiota de Yasukuni, donde se honra a los más de dos millones de caídos por Japón entre 1853 y 1945, incluidos los militares que lucharon al servicio del emperador.
Entre ellos se encuentran 14 notorios políticos y oficiales del Ejército Imperial condenados como criminales de guerra de clase A al término de la II Guerra Mundial, por lo que el lugar lleva años envuelto por la polémica y cualquier acercamiento oficial a él genera malestar entre antiguos enemigos de Japón.
Según recoge la prensa local, Kohori acusó al emperador Akihito de "alejarse" del santuario de Yasukini y de intentar "aplastarlo" a raíz de ese desinterés.
También señaló que la princesa Masako, esposa del príncipe heredero, "detesta" los santuarios sintoístas.
Esas declaraciones, hechas en una reunión celebrada en junio pasado en el santuario, fueron recogidas inicialmente por la revista Shukan Post, pero quedaron en duda hasta que el sacerdote del templo reconoció haberlas usado.
El sacerdote se puso en contacto con representantes de la familia imperial japonesa para disculparse y anunciar que próximamente se retirará como máximo responsable de Yasukuni.
Por su parte, el santuario reconoció en un comunicado enviado este miércoles a medios locales que las declaraciones de Kohori fueron "extremadamente inapropiadas".
Una de las polémicas más fuertes vinculadas con ese templo tuvo lugar a raíz de una visita por sorpresa que hizo al santuario en 2013 el primer ministro nipón, Shinzo Abe, lo que desató una oleada de críticas de China y de Corea del Sur, los países que más padecieron el colonialismo nipón y critican su simbolismo.
A raíz de ello, el jefe del Gobierno japonés ha optado por enviar ofrendas florales a ese templo regularmente, pero no visitarlo.