Pensó que estaba embarazada pero tenía un quiste de 26 kilos
Una joven de 28 años contó detalles de la pesadilla que vivió al engordar súbitamente.
Keely Favell comenzó a subir de peso en 2014, pensaba que estaba gorda y tomó múltiples tests de embarazo, pero todos salieron negativos. Pese a ello, un médico le aseguró que esperaba un bebé. Estaba equivocado.
"Mirándome, cualquiera hubiera pensado que estaba con nueve meses de embarazo. No era la primera vez que me confundían con una futura mamá y algunas veces me preguntaron cuándo tenía fecha de parto", relató la inglesa de 28 años a BBC.
La joven explicó que "siempre fui maciza, pero en el transcurso de un par de años me creció esta barriga. Se fue agrandando tan lentamente que no noté que algo estaba mal, solo pensé que estaba engordando".
En su interior había un quiste de ovario que creció hasta pesar 26 kilos, el equivalente a unas siete guaguas recién nacidas.
Todo se complicó a fines de 2016, cuando la mujer se desmayó mientras trabajaba. Fue de forma urgente al médico y el sujeto aseguró que estaba embarazada, pero debía tomarse una ecografía en enero.
"Estaba acostada con Jamie (su novio) a mi lado cuando el radiólogo movió la sonda sobre mi abdomen. Vi que sus ojos se abrían con horror, pero la pantalla estaba en blanco", relató.
Keely pensaba que algo iba mal con su embarazo: "La expresión de su rostro lo decía todo: algo estaba mal. Y cuando dijo que tenía que buscar otra opinión, empecé a sentir pánico. Jamie hizo todo lo posible por tranquilizarme, pero me sentí paralizada de miedo".
"El especialista me dijo que no estaba gorda, en realidad estaba bastante delgada (...) Nunca olvidaré la expresión de asombro cuando el consultor me examinó. Dijo que tenía una gran masa ovárica y que la única opción era la cirugía. No podía decir de qué se trataba exactamente, o cuán grande era", contó.
La joven fue operada en marzo del año pasado y ahora está completamente recuperada.
"No podía creer que había estado caminando tanto tiempo llevando a este alienígena (...) Parecía un enorme montón de helado, así que lo llamé señor Whippy", dijo con humor.
"Perdí de vista lo difícil que se habían vuelto las cosas simples, como conducir un automóvil o subir las escaleras. La operación me devolvió la vida, no puedo agradecerle lo suficiente a mi cirujano", dijo Keely, quien ahora incluso podrá tener hijos.