Rousseff teme a Bolsonaro: "Una cosa es derrotar al adversario, otra querer destruirlo"
La ex presidenta reconoció sentir preocupación ante el "carácter neofascista" del Gobierno que asume el 1 de enero.
Presagió que su administración será autoritaria y "de desmonte" de avances sociales.
La ex presidenta relativizó la incidencia de la corrupción en el triunfo de Bolsonaro, y apuntó que la desigualdad crea el ambiente propicio para la extrema derecha.
La ex presidenta brasileña Dilma Rousseff dijo que la desigualdad crea el "ambiente propicio" para el crecimiento de una extrema derecha, lo que en el caso de Brasil "estaba latente" antes del triunfo de Jair Bolsonaro.
"Creo que lo que lleva a crear un ambiente propicio para que la extrema derecha crezca es la desigualdad, que es engendrada por una forma de desarrollo económico, que tiene como aspecto prioritario el financiero", dijo la ex mandataria (2011-2016) en una entrevista con la agencia EFE.
Rousseff, que perdió las elecciones legislativas de octubre pasado, en su intento por ser senadora, reflexionó que la ultraderecha en Brasil ya tenía "una base", tras dos décadas de dictadura militar (1964-1985), en un país que tiene además "todo un rastro de la esclavitud".
Brasil fue la última nación de América en abolir la esclavitud, en el año 1888, recuerda EFE.
"El problema en Brasil no es la corrupción"
Sin embargo, para la ex presidenta, lo que terminó de impulsar a la extrema derecha fue su destitución en 2016 a manos del Congreso, bajo cargos por irregularidades fiscales; y el ingreso en prisión en abril pasado de su antecesor en el cargo y padrino político, Luiz Inácio Lula da Silva, condenado por corrupción.
"El proceso de impeachment (juicio político) y la prisión de Lula limpió el centro" ideológico y "la extrema derecha se apropió de la base del centro y de la derecha (no radical)", analizó.
A partir de ahí, señaló, se ha creado un ambiente en el que la corrupción ha dejado en un segundo plano otros problemas, como la concentración de riqueza.
"Dicen que Petrobras quebró porque hubo corrupción dentro de Petrobras, pero la corrupción no quebró Petrobras. Petrobras continúa teniendo grandes beneficios. El problema en Brasil no es la corrupción, el problema de Brasil es cómo la crisis nos afectó", indicó.
La petrolera estatal cerró con pérdidas los últimos cuatro años y parece que solo volverá a tener ganancias en este 2018, de acuerdo con los resultados trimestrales publicados hasta la fecha.
Prevé un Gobierno de Bolsonaro "muy nocivo"
Consultada sobre lo que más le preocupa del futuro Gobierno que presidirá Bolsonaro desde el 1 de enero, Rousseff dijo que, desde el punto de vista político "es la destrucción del adversario", y desde el económico, su agenda "neoliberal" porque pasa por "vender las estatales", entre otros proyectos que calificó de "muy nocivos" para el país.
"Una cosa es derrotar al adversario, otra es querer destruirlo físicamente. Él en varios momentos habló eso, ¿no?", comentó, en alusión al capitán en la reserva del Ejército.
Rousseff aseguró que no serán los militares de las Fuerzas Armadas que integrarán el Gabinete los que "darán la nota grave" del próximo Gobierno de Bolsonaro.
De hecho, éstos tendrán hasta "una nota un poco desarrollista", aunque no por ello deja de ser "extremadamente preocupante" tener "esa cantidad de militares ejerciendo la actividad política", dijo.
"Lo que preocupa del Gobierno de Bolsonaro es el carácter neofascista, ciertos vínculos que tiene no solo con los militares, sino sobre todo con las pautas de las milicias o del combate 'antipetista' que se convirtió en una especie de anticomunismo", advirtió.
"Gobierno neoliberal de desmonte"
El "antipetismo", la corriente que rechaza el Partido de los Trabajadores (PT), formación a la que pertenecen Lula y ella, "tiene hoy componentes fantasmagóricos" que no se veían en Brasil desde la época de la dictadura.
"Pero el carácter fundamental del Gobierno de Bolsonaro es un Gobierno neoliberal de desmonte, combinado con un Gobierno... autoritario", sentenció, si bien resaltó que hay ciertas "contradicciones" porque, a su juicio, hay miembros del futuro Ejecutivo que no están de acuerdo con el "neoliberalismo radical".
En este punto, la ex presidenta opinó que "es fundamental radicalizar la democracia" para combatir el aumento de la desigualdad y el deterioro de derechos, como el acceso a una vivienda digna, educación de calidad y jubilación "decente", que provoca, en su opinión, el neoliberalismo.
"Para nosotros, en Brasil es fundamental radicalizar la democracia, o sea, nosotros somos aquellos que defienden la democracia, que defienden las libertades y los derechos civiles fundamentales", aseveró.
"Es una lucha que no puede agotarse solo en los partidos, tiene que envolver también los movimientos sociales", concluyó la ex mandataria.