Investigan denuncia de violación al interior de la Catedral de Santiago

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Cooperativa.cl

El denunciante, que exige una indemnización de 350 millones de pesos, acusó al sacerdote Tito Rivera de violarlo tras drogarlo.

En la demanda se apunta al cardenal Ricardo Ezzati como encubridor, dando cuenta de que sólo abrazó al acusador y le dio 30 mil pesos.

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De acuerdo al demandante, producto de la violación se acabó su matrimonio y terminó viviendo en la calle.

La Fiscalía Regional de O'Higgins investiga una denuncia de violación por parte de un sacerdote a un hombre al interior de la Catedral de Santiago.

De acuerdo con la acusación el se produjo en 2015, cuando el demandante se acercó a la catedral para pedir ayuda para los medicamentos de su hija, donde -según su demanda- fue atendido por el sacerdote Tito Rivera y que él lo habría llevado hasta una pieza en el segundo piso del recinto donde le dio un vaso de agua.

Según su relato, dijo que se sintió con muchas dificultades para moverse y denunció haber sufrido una violación por parte de presbítero.

El hombre contó que tras ocurrir la situación, le contó a su esposa y ella no le creyó y lo echó de la casa por lo que terminó viviendo en la calle. El demandante afirmó haber acusado estos hechos en la oficina pastoral de denuncias, donde no tuvo respuesta hasta el 2018.

Según la declaración del sacerdote Francisco Iglesias, del Tribunal Eclesiástico, Rivera fue suspendido por 14 años por haber reconocido actividad sexual, pero se indica que nunca reconoció haber abusado de este denunciante en particular.

Esta información se encuentra en el texto de la demanda presentada el 27 de febrero de 2019 ante la Corte de Apelaciones y son citas recabadas por la Fiscalía.

El abogado de la víctima, Alfredo Morgado, detalló que "no solamente por el hecho material y en contra de él, sino también en contra del Arzobispado y esto relaciona que aquí pudieran existir maniobras de encubrimiento y situaciones de facilitación".

"¿Qué grado de conocimiento existía por parte de gente de la Iglesia, de funcionarios de la Iglesia?, recordemos que esto se trata de la Catedral a más alto nivel", agregó.

Arias acusó en enero a Ezzati de no investigar el caso

Incluso, en enero pasado, en la audiencia donde se discutió el sobreseimiento del arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, el fiscal Emiliano Arias deslizó: "No creo que tenga que señalarle a su señoría todas las carpetas de investigación donde también hay incumplimientos graves y groseros del señor Ezzati (...) su inacción tiene trascendencia tan importante que produce la impunidad".

Ante esto, Arias afirmó que los antecedentes surgieron a raíz de los allanamientos realizados al Arzobispado de Santiago, en junio pasado. 

"A partir de ese momento recién la justicia penal, la Fiscalía, pudo empezar a investigarlo en conjunto con las policías y tiene algunas complicaciones propias de delitos no denunciados en su momento que, en consecuencia, redundan en un beneficio del imputado que ha estado todo este tiempo sin investigación", agregó. 

"Este es uno de los casos que nosotros estamos analizando en relación a un eventual encubrimiento", agregó.

Respecto al cardenal Ricardo Ezzati, el denunciante dice que acudió a él y que sólo lo abrazó -todo en el contexto del confesatorio- y posteriormente le entregó 30 mil pesos a través de otro sacerdote.

Cruz: "Esta gente debe estar en la cárcel"

La demanda se da a conocer a días que la Corte de Apelaciones zanje la demanda contra la Iglesia de Santiago de James Hamilton, José Andrés Murillo y Juan Carlos Cruz, denunciantes de Fernando Karadima.

"Qué dolor por las víctimas, qué asco por tanto cura que sabía y no hizo nada, qué espanto por Ezzati. Esta gente debería estar en la cárcel ayer, no hoy ni mañana, ayer", dijo Cruz ante esta nueva demanda.

Sentenció que lo ocurrido "es un asco y ojalá la Justicia aplique todo el rigor que pueda aplicar contra este crimen tan asqueroso".

Entre a quienes se apunta en esta demanda está el deán de la Catedral, Juan de la Cruz Suárez, el mismo que fue encargado de presidir el último Tedeum, como una de las personas a las que acudió el denunciante y que según la víctima, lo trató de "blasfemo".

Además, en su declaración en el proceso canónico, dice que había pedido "más discreción" a Tito Rivera porque él, como deán de la Catedral, era el encargado de pasarle las llaves de la habitación que estaba a disposición de los que trabajan en la Catedral.