Atentados en Sri Lanka: Aumenta a 290 el número de fallecidos
En las últimas horas se han detenido a 24 personas en relación con las explosiones.
Hay más de 500 personas heridas.
Este es el peor episodio de violencia vivido en el país desde el fin de la devastadora guerra civil, hace una década.
Al menos 290 personas han muerto y otras 500 resultaron heridas en la serie de atentados que golpearon tres iglesias durante las celebraciones de la festividad cristiana, cuatro hoteles y un complejo residencial, informaron hoy fuentes oficiales.
El portavoz de la Policía de Sri Lanka, Ruwan Gunasekara, confirmó este domingo también que 24 personas han sido detenidas y permanecen en custodia policial en relación con los atentados.
Los detenidos están siendo interrogados por la división de investigación criminal de la Policía, añadió.
Sri Lanka vivió ayer un Domingo de Resurrección sangriento cuando se produjeron seis explosiones de forma simultánea hacia las 08.45 hora local (22.45 hora chilena) en tres hoteles de lujo en Colombo y también en una iglesia de la capital, otra en Katana, en el oeste del país, y la tercera en la oriental ciudad de Batticaloa.
Horas después, una séptima detonación tuvo lugar en un pequeño hotel situado a unos cien metros del zoo de Dehiwala, a unos diez kilómetros al sur de la capital, y la última en un complejo residencial en Dematagoda, también en Colombo.
Además, artificieros del Ejército de Sri Lanka detonaron también el domingo de manera controlada un explosivo localizado en las proximidades del principal aeropuerto internacional del país.
Al menos 32 extranjeros se encuentran entre los fallecidos en los atentados de este domingo y 30 más están hospitalizados.
Entre los muertos hay nacionales de Bélgica, Estados Unidos, China y el Reino Unido, entre otros países.
En Sri Lanka la población cristiana representa el 7,4 por ciento, mientras que los budistas son el 70,2 por ciento, los hinduistas el 12,6 por ciento y los musulmanes el 9,7 por ciento, según datos del censo de 2011.
Sin embargo, atentados de esta magnitud no habían tenido lugar en Sri Lanka desde la guerra civil entre la guerrilla tamil y el Gobierno, un conflicto que duró 26 años y finalizó en 2009, y que dejó, según datos de la ONU, más de 40.000 civiles muertos.