Aumenta a 310 la cifra de fallecidos por los atentados de Sri Lanka
Los heridos se mantienen en más de 500, según el último recuento facilitado este martes por las autoridades locales en una jornada de luto nacional.
Los objetivos de los ataques del domingo fueron varios hoteles de la capital, Colombo, y tres iglesias cristianas.
Este es el peor episodio de violencia vivido en el país desde el fin de la devastadora guerra civil, hace una década.
El número de muertos en la serie de atentados en el Domingo de Resurrección en Sri Lanka contra iglesias y hoteles de lujo se elevó 310, mientras los heridos se mantienen en más de 500, según el último recuento facilitado hoy martes por las autoridades locales en una jornada de luto nacional.
"El número de muertos en los atentados del domingo ha aumentado a 310", afirmó a Efe el portavoz de la Policía de Sri Lanka, Ruwan Gunasekara, que situó los heridos en "más de 500", ante la dificultad de dar cifras más exactas de víctimas.
Mientras tanto el país, en una jornada de luto nacional, se prepara para rendir tributo este martes en un funeral oficial a los fallecidos en la iglesia Katuwapitya en Negombo, a unos pocos kilómetros al norte de Colombo.
El director general de Servicios de Salud, el doctor Anil Jasinghe, había informado el lunes de que "las autopsias se encontraban ya en su fase final".
Hasta entonces el Hospital General de Negombo había entregado a sus familiares 92 de los 102 cadáveres que tenía en la morgue, mientras que el Hospital Nacional de Colombo había concluido las autopsias de 89 de 140 cuerpos, y en el hospital de la oriental Batticoloa faltaban seis autopsias de un total de 29 cadáveres.
Entre los fallecidos hay al menos 31 extranjeros, entre ellos dos españoles, un bangladesí, dos chinos, ocho indios, un francés, un japonés, un holandés, un portugués, dos saudíes, dos turcos, seis británicos, dos angloestadounidenses y dos australianos.
La cadena de ataques ocurridos el domingo en Sri Lanka comenzó hacia las 08.45 hora local (22.45 hora chilena) con seis explosiones casi simultáneas en tres hoteles de lujo en Colombo y también en una iglesia de la capital, otra en Katana, en el oeste del país, y la tercera en la oriental ciudad de Batticaloa.
Horas después, una séptima detonación tuvo lugar en un pequeño hotel situado a una decena de kilómetros al sur de la capital, y la última en un complejo residencial en Dematagoda, también en Colombo.
Las autoridades locales vincularon las dos últimas explosiones, en las que murieron cinco personas, entre ellas tres policías, con el intento de huida de varios terroristas.
La mayoría de los ataques los perpetraron atacantes suicidas, que el Gobierno de Sri Lanka vinculó con el poco conocido grupo terrorista local de tintes islamistas National Thowheeth Jamath (NTJ), aunque advirtió sobre posibles vínculos extranjeros.
En Sri Lanka la población cristiana representa el 7,4 por ciento, mientras que los budistas son el 70,2por ciento, los hinduistas el 12,6 por ciento y los musulmanes el 9,7 por ciento, según datos del censo de 2011.
Sin embargo, atentados de esta magnitud no habían tenido lugar en Sri Lanka desde la guerra civil entre la guerrilla tamil y el Gobierno, un conflicto que duró 26 años y finalizó en 2009, y que dejó, según datos de la ONU, más de 40.000 civiles muertos.