Científicos chilenos descubren meteoritos en el desierto de Atacama
Aseguran que el hallazgo es clave para entender el origen del Sistema Solar y la vida en la Tierra.
"Es el tipo de meteorito más primitivo de los que se conocen", dijo la experta Millarca Valenzuela.
Un hallazgo en Chile podría ser clave para entender la formación del Sistema Solar y el origen de la vida en el planeta Tierra. Se trata de meteoritos encontrados en pleno desierto de Atacama, entre Antofagasta y Taltal.
Las rocas son del tipo carbonáceo, la que corresponde apenas al 3% de las colecciones existentes en el planeta y contiene materiales sólidos condensados, propios de cuando se estaba formando el sistema solar.
"Es el tipo de meteorito más primitivo de los que se conoce. Es una de las rocas que contienen los primeros materiales sólidos condensados, cuando se estaba formando el Sistema Solar, y que portan la evidencia más antigua de los primeros estadios de formación de los planetas", declaró la doctora en geología y académica de la Universidad Católica del Norte (UCN), Millarca Valenzuela, quien está a cargo de la investigación.
Valenzuela, quien cuenta con una larga trayectoria en el estudio de este tipo de objetos espaciales y amplio reconocimiento internacional, dice que estas rocas extraterrestres contienen en su matriz una mezcla de materiales muy finos, con minerales y materia orgánica básica, los cuales se fueron condensando desde la nebulosa que originó el Sistema Solar.
"Cuando se estudian los componentes de su matriz, existen minerales, agua y pequeños aminoácidos base y material orgánico abiótico que puede haber sido la materia prima que llegó de alguna forma a los planetas, y que pudo ser la semilla desde donde el material orgánico pudo evolucionar hacia algo más complejo, como las moléculas orgánicas bióticas", explicó la geóloga.
Según indicó, los condritos carbonáceos son escasos y difíciles de detectar, pese a caer en todo el país. Solo es posible encontrarlos en el desierto de Atacama por las características de aridez y antigüedad de las superficies, lo que permite su acumulación preferencial sobre otros lugares del mundo, sumado a la escasa vegetación, que facilita su detección en ese territorio.
En Chile se han descubierto un poco más de una veintena de condritos carbonáceos. La mayoría de ellos no están en el país, y se encuentran en diferentes colecciones alrededor del mundo.