Japón aprobó ley en apoyo de la caza comercial de ballenas
El Parlamento aprobó una normativa para apoyar financieramente la captura "sostenible" y promover el consumo de la carne de estos cetáceos.
El país reanudó esta controvertida práctica en julio, después de 32 años.
Japón defiende esta actividad pesquera como parte de su tradición.
Japón ha aprobado una normativa para apoyar financieramente la captura comercial "sostenible" de ballenas y promover el consumo de la carne de estos cetáceos, una controvertida práctica que el país reanudó el pasado julio después de 32 años.
La normativa revisada obtuvo el respaldo de la Dieta (Parlamento) ayer jueves aunque no ha sido objeto de ningún anuncio oficial por parte del gobierno, informó este viernes la cadena estatal nipona NHK.
La medida garantiza que el gobierno japonés apoyará a la industria ballenera de su país para que se provea de personal y embarcaciones, además de promocionar el consumo de carne de ballena en los centros escolares, según el mismo medio.
También insta a la industria a respetar las cuotas establecidas por científicos nipones para garantizar la "sostenibilidad" de la caza de ballenas, e incluye medidas contra el comercio ilegal de carne de estos mamíferos marinos.
La normativa llega después de que Japón decidiera reanudar el pasado verano sus campañas balleneras comerciales, una medida que motivó que el país abandonara la Comisión Ballenera Internacional (CBI), que veta la captura de los cetáceos.
La caza de ballenas ha deparado críticas de parte de la comunidad internacional e incluso una sentencia de la Corte de la Haya en contra de Japón, que defiende esta actividad pesquera como parte de su tradición y por su importancia económica pese al escaso consumo que se da actualmente en el país de la carne de cetáceo.
En el país asiático, la pesca ballenera da empleo directo a unos tres centenares de personas sin incluir a empresas de procesado y envase de carne de ballena, según datos del Ejecutivo.
El consumo de carne de ballena en Japón se situó en los últimos años en unas 5.000 toneladas, una cantidad abastecida principalmente con importaciones y muy lejos de las 230.000 toneladas anuales que se alcanzaron en el peak de la demanda en la década de 1960, cuando era muy habitual servirla por ejemplo en los comedores escolares.