Australia alerta que la amenaza de la extrema derecha "es real y está creciendo"
La agencia de Inteligencia reveló que existen "pequeñas células se reúnen regularmente para entrenar en combate y compartir su ideología de odio".
También advirtió el peligro del espionaje extranjero que tiene "intenciones de causar un daño significativo a la seguridad nacional".
La Inteligencia australiana apuntó a la violencia de grupos neonazis y supremacistas: el llamado "Antipodean Resistance" es uno de ellos.
La amenaza de la extrema derecha es "real y creciente" en Australia, país que además afronta el peligro del espionaje y la injerencia extranjera "sin precedentes", alertó el jefe de Inteligencia, Mike Burgess.
En un discurso pronunciado anoche sobre la Evaluación Anual de las Amenazas, el jefe de la Organización Australiana de Seguridad e Inteligencia (ASIO, siglas en inglés) indicó en Camberra que, además del peligro que supone para el país el terrorismo islámico, está la violencia de los grupos neonazis y supremacistas.
Burgess dijo que si bien las organizaciones de extrema derecha han estado en el centro de atención desde hace algún tiempo, su vigilancia se acentuó con el ataque supremacista contra dos mezquitas perpetrado por un australiano en marzo de 2019 en Nueva Zelanda, que se saldó con 51 muertos.
"En Australia la amenaza de la extrema derecha es real y está creciendo. En los barrios en toda Australia, las pequeñas células se reúnen regularmente para hacer el saludo nazi, inspeccionar armas, entrenar en combate y compartir su ideología de odio", precisó.
Asimismo recalcó que estos militantes buscan vincularse con sus pares en el extranjero a través de foros en internet.
El peligro de la injerencia extranjera
En su discurso, Burgess también alertó sobre el peligro del espionaje extranjero en Australia, país que ya ha tomado diversas medidas legales y preventivas contra la interferencia extranjera y los ataques a sus sistemas informáticos, que se sospecha provienen de China.
"Hay más agentes de inteligencia y colaboradores operando en Australia que en el culmen de la guerra fría y muchos de ellos tienen la capacidad, las intenciones y la persistencia de causar un daños significativo a nuestra seguridad nacional", apuntó.
Burgess mencionó el caso de un agente enviado por los servicios de inteligencia extranjeros, cuya identidad ni nacionalidad mencionó, que permaneció "durmiente por varios años" y que se vinculó a la comunidad y al sector empresarial local.
Este espía comenzó a proporcionar información sobre disidentes expatriados, lo que motivó el acoso a estas personas y sus familiares en el extranjero, además de proveer el apoyo logístico de otros agentes para que realicen trabajos de inteligencia en Australia.