Ministro Sichel: El peligro es que la ansiedad de la calle termine fijando agendas imposibles
"Los cambios están pasando y duele que no nos demos cuenta de eso en la clase política", afirmó en Cooperativa el titular de Desarrollo Social.
El secretario de Estado enfatizó que "la responsabilidad debería ser la máxima".
"Los países que creen que tienen soluciones simples a problemas complejos se llaman países populistas", dijo Sichel.
El ministro de Desarrollo Social, Sebastián Sichel, aseguró en El Diario de Cooperativa que la clase política no puede caer "en la ansiedad de la calle", asegurando que existe el peligro de que con esto se terminen fijando "agendas imposibles".
Al conmemorarse dos años del segundo Gobierno de Sebastián Piñera y 30 años desde el retorno a la democracia, sostuvo que estas últimas tres décadas "fueron buenos años para Chile, pero teníamos una deuda gigante con los que estaban quedando excluidos en la estrategia de desarrollo y estos cuatro meses (tras el estallido social) con construcción de acuerdos, con mayorías políticas entre Gobierno y oposición, hemos avanzado en esa agenda".
"Los países que creen que tienen soluciones simples a problemas complejos se llaman países populistas y creo que lo que habíamos hecho bien estos últimos 30 años es que vamos avanzando paso a paso mejorando las condiciones de vida, esa es la gran gracia que ha tenido Chile estos 30 años", agregó.
Frente a las movilizaciones que se mantienen en las calles en todo el país desde el 18 de octubre, cuando se inició el estallido social, Sichel enfatizó que "esos cambios (que pide la gente) están pasando y duele que no nos demos cuenta de eso en la clase política".
"Lo que no puede pasar es que la misma clase política caiga en la ansiedad de la calle. El peligro acá es que la ansiedad de la calle termine fijando agendas imposibles", advirtió.
"No quiero que la violencia defina dónde está la agenda"
Ante los hechos de violencia, Sichel manifestó que "la violencia que ejerce una presión o una oposición social y que pone ansioso a los políticos termina trastocando la agenda de un país, porque los que más gritan se ponen delante de los que más necesitan y eso hace finalmente que no tengamos capacidad de resolver bien los problemas del país".
"No quiero que la violencia defina dónde está la agenda", señaló, acusando, de paso, "harto silencio cómplice como de miedo a la calle, de decir 'no me gusta vivir en una sociedad en que gratuitamente se ofende a los presidentes, se toma la calle quien quiere, el que más grita cree que hay que ponerle prioridad en la agenda social primero'".
El titular de Desarrollo Social ejemplificó que le encantaría "decir hoy 'necesitamos un sueldo mínimo de 700 mil pesos, porque creo que ahí está lo mínimo de dignidad'. El problema es que eso no es financiable con un país en la condición en que está".
"El problema que me tiene muy preocupado en la política es que algunos digan al fraseo que se puede hacer todo y que generan revoluciones de las expectativas de los ciudadanos, que al final general más crisis con la clase política. Yo, por lo menos, no voy a caer en ese baile. La responsabilidad debería ser la máxima", enfatizó.
Y concluyó: "Tenemos que hacer las cosas bien, sino vamos a sacrificar el desarrollo del país hacia delante".